miércoles, 29 de febrero de 2012

Una receta mesopotámica

El libro de cocina más antiguo se compone de tres tabletas de arcilla cuneiforme, datada de 1700 a.C. provenientes de Mesopotamia y actualmente guardada en la Universidad de Yale. Este tratado de cocina menciona como base de la alimentación de Mesopotamia unas papillas espesas tipo polenta y líquidas, como el porridge. También cita una masa para galleta que permite realizar diversas preparaciones que todavía se conocen en Líbano y en Túnez. La mantequilla, la leche, el pescado fermentado (algo parecido al nuoc-mâm asiático o al garum romano) son ingredientes básicos y consta que el ajo, la cebolla, el puerro y la cerveza aparecen en casi todas las recetas.

« Caldo rojo
No lleva carne. Pones agua. Pones grasa.
Salado. Intestinos o tripas. Sal en granos sin calcular. Cangrejo en migas.
Cebolla. Samidu. Cominos. Coriandro. Puerro. Ajo prensado.
Después de mojar la carne en la sangre, lo juntas todo en el caldero. » 

Si este tema te interesa tienes toda la información en: http://bibliotecavilareal.wordpress.com/tesoros-digitales/

Ilustración : Yale University.

Vocaciones paralelas


Isabel Guerra es la monja pintora que, desde su clausura en el monasterio cisterciense de Santa Lucía, Zaragoza, llega cada dos o tres años a Madrid para exponer sus cuadros. Sus vocaciones han corrido paralelas desde la adolescencia. Fue una niña rebelde que quiso pintar y amar a Dios, autodidacta. Su obra contiene un mensaje de esperanza: la belleza es posible, no todo está perdido.

martes, 28 de febrero de 2012

Charles Hobson: Encuentros en París


Lee Miller y Man Ray

Pierre Curie y Marie Sklodovska

Auguste Rodin y Camile Claudel

Edgar Degas y Mary Cassatt

Gustave Flaubert y Louise Colet

Frederic Chopin y George Sand

Napoleón y Josefina

Hagas lo que hagas... ¡ámalo!


Lo reconozco, estoy especialmente dotada para el llanto, que de forma peculiar acude a mis ojos mucho más fácilmente en momentos de felicidad que de tristeza. Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore ha sido la causa de mi terrible aspecto esta mañana ante el espejo. Las dos horas de felicidad absoluta que disfruté anoche agotaron todas las provisiones de lágrimas del día. No es extraño que esta película haya conseguido reconocimientos tan importantes como: Globo de Oro, Oscar, Premio del jurado de Cannes... Desde mi humilde opinión le otorgo mi premio especial: "Favorita", por ser capaz de  transmitir, divertir, conmover, hacer pensar, recordar... Cinema Paradiso capta todas esas emociones y las plasma en una magnífica película de esas hechas a base de latidos del corazón, de las que no se olvidan fácilmente.
Un homenaje espléndido al cine, a los sentimientos en general y todo ello concluido de la mejor y más hemosa manera posible.

lunes, 27 de febrero de 2012

Mujeres









Me estremeció la mujer que empinaba a sus hijos
hacia la estrella de aquella otra madre mayor.
Y cómo los recogía del polvo teñidos
para enterrarlos debajo de su corazón.


Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo,
siempre a la sombra y llenando un espacio vital.
Me estremeció la mujer que incendiaba los trillos
de la melena invencible de aquel alemán.

Me estremeció la muchacha
hija de aquel feroz continente
que se marchó de su casa
para otra de toda la gente.

Me han estremecido un montón de mujeres,
mujeres de fuego, mujeres de nieve.

Pero lo que me ha estremecido
hasta perder casi el sentido,
lo que a mi más me ha estremecido
son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos.

Me estremeció la mujer que parió once hijos
en el tiempo de la harina y un kilo de pan
y los miró endurecerse mascando carijos.
Me estremeció porque era mi abuela además.

Me estremecieron mujeres
que la historia anotó entre laureles.
Y otras desconocidas, gigantes,
que no hay libro que las aguante.

  

Silvio Rodriguez






Collage y pastel                                                                                                                    Eva Ferrer

domingo, 26 de febrero de 2012

Cartas imprescindibles

Hace ya algunos días alguien  que quiero muchísimo me obsequió con este artículo. Para mí es un regalo más valioso que un anillo de diamantes. Así que pensé que a vosotros -unos seres tan importantes para mí-  también os haría deteneros un momento y reflexionar sobre la fugacidad de esta vida -sin pesimismos ni tremendismos- sino tomando simplemente consciencia de nuestra fragilidad, nuestra fugacidad  y de cuán importante es vivir el milagro de cada día y compartirlo con los que amas.  
Ya hemos perdido en el camino a algunos seres insustituibles,  a algunos les dio tiempo a decir adiós; otros se marcharon súbitamente y sin darnos la oportunidad de despedirnos.  Todos sobreviven en nuestra memoria;  pero, a veces, nos preguntamos si fuimos capaces de hacerles saber todo el inmenso amor que sentíamos por ellos. Espero que se fueran sabiéndolo, porque de lo contrario no lo podría soportar.
Como veis me hago mayor y voy siendo sensible a emociones para las que antes no tuve tiempo o no supe percibir... Nunca es tarde. Hoy quiero, simplemente, deciros lo mucho que significáis para mí.  Buenas noches, queridos.
Pepita

“Carta de amor a Mariano Maresca”


Este artículo es una carta de amor. Porque escribir también es conjurar a los demonios, obligar a las hadas madrinas a existir, corregir los desmanes de la realidad, imponerle nuestra voluntad para hacerla mejor, y más justa.
Este artículo es una carta de amor para ti, Mariano Maresca, porque sólo existe para que pronto, lo antes posible, tú puedas leerla. Porque tú, querido, aunque ahora no quieras saberlo, has leído más que cualquiera de nosotros, porque te lo has leído todo, porque te lo sabías todo. Hasta que el 18 de noviembre de 2011, esa fecha maldita, ese mes con tantas erres que se atraviesan en tu lengua como las vallas de una carrera de obstáculos, dejaste de saber lo que sabías. No recuerdo nada, me dices un mes y medio después, negando con la cabeza para subrayar tu estupor, tu incapacidad para recordar los primeros días en el hospital, y mueves las manos en el aire para ahorrarte más palabras. Y sin embargo, en tu cabeza estaban todas las palabras. Y en tu cabeza, estoy segura, tienen que seguir estando.
Un accidente vascular, un ictus, un derrame cerebral... El 18 de noviembre de 2011 nos llevamos un susto de muerte. El 18 de noviembre de 2011, los demás pudimos expresarlo, contárnoslo los unos a los otros, pero tú no pudiste decir nada, porque no podías hablar. Abrías la boca, mirabas a tu interlocutor, movías los labios, los cerrabas y se te caían dos lágrimas de los ojos, dos lágrimas enormes y mudas, lágrimas en lugar de sonidos. Cuando me enteré, no podía creérmelo, no podía aceptar que no pudieras hablar tú, precisamente tú, el amo de todas las palabras, pero tampoco me di por vencida. Volverá a hablar, dije entonces, estoy segura de que volverá a hablar, y no podía estar segura de nada, qué te apuestas a que vuelve a hablar... Y has vuelto a hablar, Mariano, ahora hablas como una cotorra, pero no siempre consigues transformar tu pensamiento en palabras, y a veces pronuncias sonidos ininteligibles, y otras veces, sílabas que tienen sentido pero no son las que tú necesitas, y de vez en cuando dices "código", y nos miras para preguntarnos, para preguntarte a ti mismo, ¿y por qué digo ahora yo esto? Y lo dices porque eres profesor de Filosofía del Derecho, y lo sabes, y no lo sabes, pero lo único que importa es que tienes que volver a saberlo.
Y no quieres leer. Cuando alguien a mi alrededor pronuncia la palabra "intelectual", veo tu cara, porque nadie se la merece más que tú, Mariano. Y no quieres leer. Era difícil sorprenderte, ¿sabes? Era difícil haber leído un libro, haber visto una película, haber escuchado un disco, haberse emocionado en un lugar donde tú no te hubieras emocionado antes. Y no quieres leer. Mis novelas nunca han tenido un presentador mejor, porque al leerlas, entendías cosas que yo no había entendido al escribirlas aunque estaban ahí, aunque las había escrito para que tú las leyeras, para que las entendieras por los dos. Y no quieres leer, no quieres escuchar música -¡no quieres escuchar música!-, y eso no puede ser, eso es imposible, Mariano.
Yo sé que no habría podido ocurrirte nada más cruel, y te veo sufrir, desesperarte, y me desespero contigo. Entiendo tu cansancio, la tentación de rendirte, de cerrar la boca y no volver a intentarlo, pero no te lo voy a consentir. Si tú no has hecho otra cosa en tu vida que conectar tus neuronas entre sí, y pensar, y leer, y escribir, ¿cómo vas a abandonar, Mariano? Y, aunque no te lo creas, sigues siendo tú. Eres tú, el de antes, el de siempre, cuando me miras y dices, Francia, España, Francia, España, el largo, el largo..., para que yo entienda que estás hablando de Jorge Semprún, que me quieres decir que sabes que ha muerto hace poco. Y entonces te ríes, y te pones contento, y yo me río, y me alegro contigo, y esto es sólo el principio, no puede ser más que el principio, porque hace un mes no podías hablar, y llorabas, y ahora hablas, y a veces sufres, pero a veces nos reímos.
No podría haberte ocurrido nada más cruel, pero esa crueldad tampoco podría haber hallado un obstáculo más resistente que tú, el pedazo de cerebro que has tenido siempre, Mariano. Y no quieres leer, pero has vuelto a escribir, y escribes con tu letra de siempre, haces listas de cosas, y nos las regalas. A mí me han tocado los meses del año, y los he guardado en un cuaderno Moleskine del 2012, que me regalaste una semana antes del 18 de noviembre, porque a los dos nos gustan mucho los cuadernos. Allí va a estar hasta que la rompamos, porque algún día la vamos a romper.
Pero para que lleguemos a ese día, tienes que volver a leer. Lo ha dicho el neurólogo, lo ha dicho la logopeda, y te lo digo yo, que por eso he escrito este artículo, quizás el más importante de mi vida.
Porque escribir también es conjurar a los demonios, obligar a las hadas madrinas a existir. Y hoy escribo sólo para que tú me leas, para que leas que te quiero, que te necesito, Mariano Maresca.


El País
Domingo 15-01-2012
Almudena Grandes. Semanal
                                                                                                  

Nadar, el primer gran fotógrafo

Nadar (nacido Gaspard-Félix Tournachon) fue el primer gran fotógrafo de la historia, sin duda, el más grande del siglo XIX. Suyas son la primera fotografía aérea conocida y la primera imagen captada en estudio con luz artificial. Su taller de fotografía se convirtió en el punto de reunión de la élite artística de París. Apartándose del estilo estático habitual, sus retratos, publicados en Le Panthéon Nadar a partir de 1853, son de una naturalidad sorprendente. En 1858 hizo, desde un globo, las primeras fotografías aéreas de París y en 1860-1861 retrató el alcantarillado parisiense, trabajo para el que empleó iluminación de magnesio. Fue asimismo uno de los pioneros de la fotografía de interiores. Gracias a este artista podemos disfrutar de la mirada de los genios de la época.


Autorretrato móvil


Julio Verne

Edouard Manet

Alejandro Dumas

Delacroix
Sarah Bernhardt

Baudelaire

Dore

Nadar y su esposa Ernestine

Primera fotografia aérea

sábado, 25 de febrero de 2012

Edgar Degas (1834-1917)

Por los testimonios de la época se sabe que Degas era un hombre tímido, sensible, algo retraído, con una gran vida interior que a veces le dificultaba la relación con sus semejantes. Aquí una pequeña selección de su talento.

Autorretrato





viernes, 24 de febrero de 2012

Un poeta desde Leysin

Pere Borrell (1835-1910)
Papá desde Leysin

El bosque encantado

Tsuneaki Hiramatsu
Millares de luciérnagas emiten al unísono su luz. Esta capacidad de sincronización, que era hasta ahora un misterio para la ciencia, ha sido aclarada tras un estudio que explica que, a la hora de buscar pareja los machos de las luciérnagas ofrecen a las hembras un coro de luces que brillan al unísono y estas responden mejor al coro de luces que a los brillos aislados. En definitiva, no nos alejamos tanto como creíamos del comportamiento animal, en nuestra especie también abundan los comportamientos colectivos y aunque en esta ocasión el resultado transforma la oscuridad del bosque en una espectacular noche de color, yo continuaré creyendo en el reino del individuo libre, original, disfrutaré de la oscuridad de la noche, con esa delicada luz de la luna y me seguirá emocionando el brillo aislado, tanta luz me deslumbra. 

Esperanza de redención



Si no has tenido la suerte de ver esta maravillosa obra de arte, búscala cuanto antes y disfrútala. Pocas veces una película reúne tanta sabiduria en retratar nuestra sociedad actual, " tolerante y avanzada", cuando detrás de cada uno de nuestros pequeños actos diarios se esconden infinidad de antiguos y enraizados  perjuicios sociales o raciales,los que impiden la convivencia pacífica en el mundo. Crash es un espejo en el que seguro que algún comportamiento no nos resultará del todo desconocido o ajeno.Sin duda nos hará reflexionar . Un mensaje positivo en medio de las situaciones más difíciles,:"Sí, se puede rectificar, todavia estamos a tiempo". El guionista y director de este extraordinario film es Paul Haggis y uno de sus mayores aciertos fue sin duda elegir a el compositor Mark Isham que consiguió añadir un fuerte componente emocional  relajado en los momentos más intensos, con dos bellas voces femeninas: la galesa Carol  Ensley, que interpreta : una hermosa e inquietante canción tradicional galesa llamada "Lisa Lan"; y la estrella del mundo étnico de Seattle, Catherine Grant, con dos temas en latín y en persa. Si queréis escucharlos los tenéis aquí: http://www.goear.com/listen/e666e1e/flames-mark-isham ¡Qué tengas un feliz momento y disfrutes del hechizo de paz que trasmite esta música y este mensaje"

jueves, 23 de febrero de 2012

James Tissot (1836-1902)

"Es irónico que el pintor más grande de la vida social en la época victoriana no era Inglés, el francés - Jacques Joseph Tissot, o James Tissot, como le gustaba ser conocido." ( Pintura victoriana por Christopher Wood Bulfinch Press 2000).








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"La pintura es la amante de la belleza y la reina de las artes"

"Nicolas Poussin"

miércoles, 22 de febrero de 2012

Lo que quiero ahora

Un artículo precioso. Disfrutad leyéndolo como lo he hecho yo.




Lo que quiero ahora
Magazine | 19/01/2012
Por Ángeles Caso

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente
estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi
compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la
cabeza más sana que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez
porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas
y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá,
porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado
llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al
menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado
vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, 
ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas
de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la
maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los
egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y
cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa
una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian
el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas
fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de
esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se
desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los
malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas
que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa
con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te
salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de
sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la
ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y
unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos.
Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen
la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo
demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté
tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con
gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el
dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar
desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de
haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez
que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca,
nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque
esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un
rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

Angela Barret, ilustraciones








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