martes, 7 de agosto de 2012

El Águila Negra.

El rapto de Ganímedes- Oleo de Eustache le Sueur 1650

El Águila Negra.

Un buen día, o quizás una noche.
A la orilla del mar yo me había dormido
Cuando de pronto, como rasgando el cielo
Surgió un águila negra del vacío.
Lentamente, sus alas batía,
lentamente, giraba entorno mió.
A mi lado, luego
en un rumor de plumas,
cual caído del cielo,
el ave se posó.
Sus ojos eran de color rubí,
y sus plumas del color de la noche.
Mil delicados rayos en su frente
coronado de pájaro monarca
irisaba un gran diamante azul.
Con el pico me acarició la cara
y en mi mano deslizó su cuello.
Entonces, sólo entonces, comprendí
qué imagen del pasado
a mi lado había regresado.
¡Pájaro, querido pájaro!. Llévame contigo
y sé mi amigo,
como antes en mi sueño de niño,
para tomar, temblando las estrellas,
como antes en mi sueño de niño,
como antes sobre una nube blanca.
El sol incendiaremos, como antes
regaremos con lluvia
la isla del recuerdo.

Pero el águila negra desvió la mirada
se elevó en un instante
y se perdió en el cielo

  Maria del Mar Bonet

         

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