"Nunca me acostumbraré a llorar sin que me veas.
-Júrame que tampoco yo me acostumbraré a vivir sin ti.
-Te lo juro"
-Júrame que tampoco yo me acostumbraré a vivir sin ti.
-Te lo juro"
-No podría abandonarte en el pasado.
-¿Nos volveremos a ver?
-¿Por qué me haces esa pregunta tan ridícula?
-Porque uno puede decir hasta luego y no volverse a ver jamás.
-Sólo me voy a vivir a Londres.
-Si para vivir necesitas irte cualquier lugar es demasiado lejos.
-Eres mi hermana. Vendrás a verme. Volveré a verte.
-Ya odiaba a las inglesas, imagínate ahora.
-Mary es mi salvación.
-Mi salvación era poder salvarte.
-Ya no tienes que hacerlo.
-No me consuela. Contigo no quiero tener deudas que jamás podré saldar.
-Por favor. No me debes nada. Tú eres la única que no me debe nada.
-También odio a papá.
-A él se le pasará. Se le pasará porque el tiempo pasa a favor del amor. Vendrá o vendré y todos nos perdonaremos nuestras deudas.
-¿Eso es de ella?
-No, Mary no escribe tan cursi.
-Una escritora. Una escritora inglesa.
-Sí, quién me lo iba a decir.
-...
-...
-Júrame que no te acostumbrarás a vivir con el recuerdo de todo lo que fuimos. De lo que fuimos juntas. Tú y yo.
-No podría abandonarte en el pasado.
-Es que es un lugar cómodo para dejarme, muy accesible. Y tú eres muy vaga. Siempre estaré allí. Puedes visitarme sin moverte. Llorar sin que nadie te vea. Lo entendería. Una puede acostumbrarse fácilmente a eso.
-Nunca me acostumbraré a llorar sin que me veas.
-Júrame que tampoco yo me acostumbraré a vivir sin ti.
-Te lo juro.
-Vuelve a jurármelo.
-Te lo juro, hermanita.
Este relato es obra de Blanco, que se presenta a si mismo diciendo que "escribe guiones y otros signos de puntuación" creo que ya he aconsejado en otra entrada que visitéis este blog. Nada que decirte.
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