"Imagina querido amigo, lo que supone contemplar las puestas de sol, ver a personas que se parecen a antiguos cónsules, Catones y Brutos, paseando por las calles, arreglando sus sandalias, a los que ni siquiera falta el aire desdeñoso que deben de tener los amos del mundo". Carta a Pierret 29 de abril de 1832.
El viajero romántico no sólo se limita a la observación, traslada sus pensamientos, emociones e imágenes a un cuaderno de viaje para, después en la distancia, componer su obra.
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