De quererte cantar sufro disnea bastante más allá de los pulmones. Tu sombra brilla hoy en la pelea mayor de la conciencia y las razones.
Por ti canto de pecho, como el sueño en que giro y leve, como aún respiro. Por ti adelanto trecho a lo que falta, entono y canto lo que no perdono.
Hombre, hombre y amigo, aún queda para estar contigo. Hombre, hombre sin templo desciende a mi ciudad tu ejemplo.
Supiste cabalgar contra quien odia desde su torre de odio y exterminio, pero, en mi parecer, te dio más gloria el alma que tallaste a tu dominio. La medicina escasa, la más insuficiente es la de remediar la mente. Y la locura pasa risueña cuando engaña, cual odio de la propia entraña.
Hombre sin apellido, un poco de piedad te pido: hombre, ay, todavía, que un tanto más allá está el día.
De la melena inculta a la calvicie, del número inicial a lo incontable, desde la tumba hasta la superficie, tras breve veinte tan multiplicable me llega un canto alado de fiebres de la infancia, me brota la invención del ansia y entero y mutilado, furiosamente a besos, te doy mi corazón travieso:
Hombre, hombre sin muerte, la noche respiró tu suerte, hombre de buen destino, y hay luces puestas en camino.
Eres una de las personas que me dan su bendición cada día con su apoyo y me hacen sentir especial. Sólo espero que descubras entre líneas todo el amor y agradecimiento que hay en mi corazón.
De quererte cantar sufro disnea
ResponderEliminarbastante más allá de los pulmones.
Tu sombra brilla hoy en la pelea
mayor de la conciencia y las razones.
Por ti canto de pecho,
como el sueño en que giro
y leve, como aún respiro.
Por ti adelanto trecho
a lo que falta, entono
y canto lo que no perdono.
Hombre, hombre y amigo,
aún queda para estar contigo.
Hombre, hombre sin templo
desciende a mi ciudad tu ejemplo.
Supiste cabalgar contra quien odia
desde su torre de odio y exterminio,
pero, en mi parecer, te dio más gloria
el alma que tallaste a tu dominio.
La medicina escasa,
la más insuficiente
es la de remediar la mente.
Y la locura pasa
risueña cuando engaña,
cual odio de la propia entraña.
Hombre sin apellido,
un poco de piedad te pido:
hombre, ay, todavía,
que un tanto más allá está el día.
De la melena inculta a la calvicie,
del número inicial a lo incontable,
desde la tumba hasta la superficie,
tras breve veinte tan multiplicable
me llega un canto alado
de fiebres de la infancia,
me brota la invención del ansia
y entero y mutilado,
furiosamente a besos,
te doy mi corazón travieso:
Hombre, hombre sin muerte,
la noche respiró tu suerte,
hombre de buen destino,
y hay luces puestas en camino.
"Hombre" (Silvio)
Eres una de las personas que me dan su bendición cada día con su apoyo y me hacen sentir especial. Sólo espero que descubras entre líneas todo el amor y agradecimiento que hay en mi corazón.
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