viernes, 11 de mayo de 2012

Un bonito relato

Daniel Mordzinski lleva más de treinta años fotografiando a escritores. La colección de imágenes que ahora nos ofrece "retratan" a Ernesto  Sabato, van más allá de su gesto o su postura.



"Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil".

"En la bondad se encierran todos los géneros de sabiduría"

"Creo que la esencia de la vida consiste en ser fiel a lo que uno cree su destino"

"Es curioso, pero vivir consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y la desesperanza"
 
El artista debe de ser mezcla de niño, hombre y mujer.

Lástima que cuando uno empieza a aprender el oficio de vivir ya hay que morir


"Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas".

"Siempre de lo bueno viene lo malo, y de lo malo, lo bueno"



"Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables"



Lo cuenta maravillosamente su hijo Mario en el catálogo de la exposición.
                      
                                             
                                                               Un bonito relato

              "El primer intento no fue afortunado.
 Vivo lejos de la ciudad y fui especialmente para verla. Di la vuelta por la rotonda del Obelisco, con la idea de verla desde el auto, yendo hacia el sur por la avenida 9 de Julio, algo que no debería tener dimensiones épicas para aquellos que todas las tardes toman ese camino para volver a sus casas. Pero ese día, como tantos otros en la convulsionada Buenos Aires, la rutina -una vez más- se había ausentado para dejar lugar al caos.

                Atosigado como estaba por la multitud de autos que me perseguía y que me rodeaba, no podía distraerme. Apenas pude mirarla de reojo, furtivamente. Asomaba, en breves fragmentos, entre los árboles que sobreviven en esa avenida que los argentinos, con nuestro empeño de ser especiales, llamamos la más ancha del mundo. Pude ver, apenas, los ojos que tantas veces había visto, vi algo de las malezas que anunciaban la pequeña selva que hoy rodea la casa. Era gigantesca, como me habían dicho. Debía medir unos sesenta metros de largo por unos treinta de alto.

                Me aturdió más la emoción que los bocinazos. La imagen había tenido una gran repercusión periodística. Pero yo no había querido verla en los diarios y en la televisión.
 Verla era un hecho íntimo, que no admitía intermediarios. Tenía que estar allí, mezclado entre las miles de personas que todos los días le dedicaban una mirada. Y así lo hice.
                
               Al día siguiente, y a pie, estaba frente a ella, separado solo por los cien metros de ancho de la avenida 9 de Julio. Quería verla como pensaba que lo hacían todos, sin detenerme. Pero no pude. Y me di cuenta de que no era el único. Muchos interrumpían su camino se quedaban mirándola, asombrados, emocionados. Como yo

                 Solo el pudor impidió que les dijera que ese que estaba allí, en esa fotografía tan hermosa, era mi padre. No me animé, pero además hubiera sido injusto. Todos ellos, como tantos argentinos, sentían que era su padre, y lo lloraban. Había muerto hacía pocos días.

                 Esa foto de Daniel conmocionó a la ciudad. No lo hubiera hecho de la misma manera cualquier foto, más allá de la veneración que se sostiene aun con las imágenes más modestas. La foto de Daniel descubría el alma de mi padre, el sustento mismo de la admiración y el cariño que le tienen los argentinos.

                 Daniel tiene el talento del segundo mágico, irrepetible. Debe ser porque no es un fotógrafo. Es un escritor que escribe con imágenes. Imágenes que detienen el tiempo pero que lo prolongan en el que las mira. El que se hunde en sus fotos sabe cómo es el alma del que retrata, cómo fue su vida, y puede imaginar, inclusive, qué destino le espera."


La fotografía a la que se refiere Mario Sabato es la que os muestro a continuación, tomada desde el coche en la avenida 9 de Julio.



Fotografías :Daniel Mordzinski
Texto Pie de fotos: Ernesto Sábato
Relato: Mario Sábato

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