lunes, 29 de junio de 2020

Renacimiento

Narciso era un hermoso joven que todos los días iba a contemplar su propia belleza en un lago. Estaba tan fascinado consigo mismo que un día cayó dentro y murió ahogado. En ese lugar nació una flor, a la que llamaron "Narciso"...

Cuando Narciso murió, llegaron las Oréades (diosas del bosque) y vieron al lago transformado, de un lago de agua dulce que era, en un cántaro de lágrimas saladas.

-¿Por qué lloras? Le preguntaron las Oréades. 

-Lloro por Narciso. Respondió el lago.

-¡Ah! ¡No nos asombra que llores por Narciso! -Prosiguieron ellas- Al fin y al cabo, a pesar de que nosotras siempre corríamos tras él por el bosque, tú eras el único que tenía la oportunidad de contemplar de cerca su belleza.

-¿Pero Narciso era bello? Preguntó el lago.

-¡Quién si no tú podría saberlo! -Respondieron sorprendidas las Oréades- En definitiva, era en tus márgenes donde él se inclinaba para contemplarse todos los días.

El lago permaneció en silencio unos instantes. Y finalmente dijo: 

-Yo lloro por Narciso, pero nunca me di cuenta de que fuera bello. Lloro por Narciso porque cada vez que él se inclinaba sobre mis márgenes yo podía ver, en el fondo de sus ojos, mi propia belleza reflejada.

Oscar Wilde


"Un ojo ve, el otro siente."

Paul Klee


Algunas veces la vida te detiene. Hace justo un año que fui yo la elegida. 

Desde siempre, y más en estos días trágicos en que todavía vivimos experiencias de este tipo, y mucho más graves que se han cruzado en la mayoría de las personas. Con sinceridad, nunca esperé pasar por algo semejante, pero sólo con el tiempo, cuando se ha apagado el ruido y todo ha vuelto a la normalidad me encuentro preparada para reflexionar, entender y compartir.


Max ya tenía dueña mucho antes de nacer, Jorge se había comprometido con una compañera de trabajo y ella (amante de los animales) lo esperaba con los brazos abiertos. Como sucede en algunas culturas ancestrales con los matrimonios concertados.

Nosotros incumplimos esa promesa. Una conexión demasiado valiosa había surgido de la nada y sin esperarla, se presentó como ocurre con las mejores cosas de la vida. Era un mensaje tan evidente que era imposible no escucharlo.


Mis manos ayudaron a venir a este mundo a un pequeño cuerpecito que al contrario que sus hermanitos, quedó atrapado al nacer. Seguramente por la pasión excesiva con la que llegaba a esta vida.

Soplé en su diminuta boca para inflar sus pulmones de aire, y como ocurre en algún cuento,  sus ojos se abrieron atravesando los míos y creando un vínculo mágico e indestructible. Sus pequeñas patas se apoyaron en mí con la familiaridad de haberlo hecho toda la eternidad. Su naturaleza le hacía único entre millones. Salvaje e imposible de domesticar. Un corazón con capacidad para amar hasta el infinito, sufrir los dramas más intensos con nuestras ausencias y las demostraciones de amor más efusivas y felices con nuestros regresos. Tanta sinceridad y pureza lo convirtió por méritos propios en un miembro destacado e imprescindible de nuestro hogar y en nuestra vida para siempre. Había aprendido el lenguaje universal de la sonrisa y verlo sonreír superaba cualquier experiencia extraordinaria.






Ese ser único que nos regaló historias inolvidables, se puso malito una noche terrible de mayo y aunque lo llevamos con urgencia a la clínica de guardia, no pudieron hacer nada por él. Se despidió con un beso y se fue llevándose su alegría y sus largas uñas imposibles de cortar. Aunque yo no lo podía creer, desapareció como el paisaje en la noche, dejando el hogar en silencio después de muchos años.

Fue una perdida tan inesperada y dolorosa que nos sumió en una tristeza muy difícil de describir. El cielo me pesaba y un llanto torrencial, imposible de contener llegó para quedarse. Así pasé los días siguientes. Sumida en un mar de lágrimas. 


Morí por dentro aquella noche. Estaba tan lejos de mi cuerpo y lloré con tanto desconsuelo, que en la mañana del lunes cuando por la mañana sequé mi rostro después de lavarme, percibí que mi ojo izquierdo no tenía visión.  La bruma había cubierto la mitad de mi Amazonia particular, transformando por completo mi paisaje.





Mi espíritu en aquel momento tan vencido solo fui capaz de avisar a Jorge, ni me puse alerta. Si lo hizo el oftalmólogo después de una minuciosa revisión, el diagnóstico era claro, un desprendimiento de retina.

Nunca con anterioridad, había padecido problemas graves de salud, pero esta vez, por la urgencia con la que todo se dispuso para la operación indicaba que un me enfrentaba a un verdadero obstáculo. Estaba en juego el futuro de mi visión.

Siempre he pensado que muchas de las enfermedades están directamente relacionadas con las emociones. Yo que siempre tuve miedo de las agujas, la sangre, y en un sitio tan sensible como el ojo. Pero ese día no sentía temor porque habitaba en otro lugar. Vivía dentro de una irrealidad.
 Cuando me anestesiaron me aferré  a sus pequeñas patas que no se separaron de mí hasta que no terminó todo, y comenzó el largo camino de la recuperación.

Para quién no lo conozca, entre los que yo me incluía hasta ese momento, el postoperatorio de una vitrectomía no es nada corriente. La cabeza está condenada a permanecer en una incómoda posición hacia abajo durante el período aproximado de un mes. Y así comencé un largo mes de oscuridad, recuperación y duelo. Por fortuna el ojo derecho se conservaba en perfecto estado y me mantenía en contacto aunque de forma extraña con el mundo.


Yo estaba profundamente enamorada, y lo continúo estando, de esos ojos que me hablaban siempre de amor y de esa alegría mágica que reinaba siempre en nuestro hogar. Pero el viento cambió de golpe una noche y esa mirada desapareció. Y yo temía que ya nada sería igual.
Le di muchas vueltas a mis pensamientos. Viví sensaciones muy ajenas a mí. Confusión, silencio, miedo. Mi futuro se transformó en algo incierto y frágil.

 Nadie me garantizaba cuánta visión recuperaría después de aquel mes. 
Sentía como si alguien hubiese arrojado una bomba en mitad de nuestra hermosa vida y necesitaríamos  mucho tiempo para reconstruir lo que teníamos.
Con los días comencé a darme cuenta de que ese periodo de reposo era absolutamente necesario para  sanar mis heridas, las físicas y la del alma. Empecé por prestar mucha más atención a lo que me rodeaba . A apreciar el verdadero valor de lo que me sostiene. La historia de amor tan extraordinaria donde siempre he vivido. Jorge y mis hijas, que sufrieron tanto por Max y por mí, y me apoyaron con todos los cuidados. Mi familia que lo padeció con su preocupación e impotencia, y la dulzura y tranquilidad de Nerón que no se  separó de mi lado desde ese largo verano, en todos y cada uno de ellos encontré siempre  un "Estoy aquí". Gracias a todos y cada uno de ellos se fue tejiendo día a día de nuevo la  capacidad de resiliencia que siempre me ha salvado en mitad de la adversidad.

En pocos días adentrándome en la oscuridad me vi más que nunca a mí misma . Encontré que hasta ahí, en esa noche tan larga, residía una belleza inexplicable. Con los ojos cerrados me aventuré en las profundidades del espacio, viajé por galaxias, estrellas y nebulosas de colores fascinantes, donde nunca antes había estado. Mi imaginación reunió y disfrutó de recuerdos visuales que sirvieron de medicina.

Después de muchos sueños llenos de mensajes y un tiempo necesario, dije adiós por primera vez a la tristeza. Entendí que la existencia no es eterna pero sí el amor.
Max se fue de este mundo muy amado y regaló amor para toda la eternidad. Hay que vencer la melancolía y convertirla en fortaleza. No se puede conquistar aquello a lo que no eres capaz de enfrentarte.

Mi ojo fue recuperando la visión, ahora lo quiero mucho más, es otro campeón y como dice mi maravilloso oftalmólogo,"milagrosamente". Ahora con mi vista recuperada va de la mano también mi espíritu.

Mis sueños a los que hago tanto caso me indican que todo va a estar bien. En un sueño veo una mariposa. Al despertarme busco el significado. La muerte necesita respuestas y yo en aquel momento no las encontraba.

Ahora me contesta:
"Por varios siglos, para las religiones antiguas la mariposa es la metáfora perfecta que personifica la resurrección y la vida eterna. Su increíble habilidad de transformarse se asocia con la vida mas allá de la muerte, ya que ellas resurgen después de haber estado encerradas en sus crisálidas por un largo tiempo. Su apariencia vivaz y perfecta es un emblema al nacimiento de la valentía y una conexión con el punto álgido de la existencia".

Mensaje recibido.


En mi corazón viven hoy algunos de mis amores, ahora ya puedo hablar de ellos porque ha regresado la paz. Alguna noche tengo la fortuna de recibir alguna visita. El amor es capaz de atravesar océanos de tiempo y espacio, y manifestarse de muchas formas y maneras. Sólo hay que estar atenta a las señales y sintonizar.

Una pista
Mi mirada sigue esta tarde  la evolución de las nubes en el cielo y el vuelo de una bandada de pájaros que regresan a sus árboles en la espectacular puesta de sol de este nuevo verano, y yo sólo siento un enorme agradecimiento. La oscuridad me ha hecho apreciar mucho más la vista. Ahora mis ojos admiran y abrazan la vida como nunca.

viernes, 19 de junio de 2020

Minihistorias propias


Hay lugares donde detrás de la aparente realidad se esconde la inmensidad



Mis días ahora se dividen en dos, cuando Eva llega y cuando se despide de mí.

Cada vez le cuesta más y no lo entiende todavía.

Aún no vivo con ellos, sólo le hace un favor a Toni, (que tiene mucho trabajo) de venir verme y comprobar que no me falte de nada. Ella no sabe que ya lo he decidido, la he elegido.

Algo muy intenso y especial está surgiendo entre nosotras y este sentimiento mutuo va creciendo con los días. Nos vamos reconociendo y conociendo. 

Cuando escucho sus pasos detrás de la puerta mi corazón se agita y late con mucha fuerza, y cuando me toma en sus brazos y me acerca a su pecho noto que a ella le ocurre lo mismo. Qué importante es amar y sentirse amada.

Le estoy dando una primera lección.

-Debe eliminar viejos prejuicios.



Sueño con el día que lo entienda definitivamente, espero que sea pronto. Todo lo que le cueste será un tiempo perdido muy valioso. 

Me sentía tan pequeña e insignificante para esta vida que es tan grande. Pero ya he entendido mi misión. 

A merecido la pena todo lo vivido por llegar hasta aquí. 

En este hogar siento que encajo, es mi lugar en el mundo.

Ya escucho sus historias, llegan a mí desde su mirada. Me gusta escucharla y me entiende. En nuestra última telepatía me ha hablado de como me añora cuando se va, y lo extraña que se siente por ello.

Oigo los pensamientos de Eva: 

"Si salgo a pasear mientras converso y disfruto de la mañana, algo en el fondo me dice que alguien me espera. Si voy al campo, pienso en lo feliz que sería corriendo por ahí. 

Si un perro en la calle me mira, pienso que ella tiene una mirada especial.

Si quiero pasar un día en la playa. En el camino que lleva al mar desde casa, hay un sendero entre los arrozales de la Marjal que lleva el nombre de su comida favorita. Cada vez que paso por ese lugar de camino a la desconexión, ese lugar con ese nombre, me recuerda que me espera. 

¿Qué me está pasando? Yo que ahora comenzaba a disfrutar de la independencia que dan los años. 

Esto me asusta. 

Mini se está convirtiendo en algo muy intenso e imprescindible y lo noto. 

Ejerce sobre mi una hipnosis natural. 

Estoy hechizada.



los ojos de Mini dicen:

"He venido aquí para que entendáis que hay muchas más formas de amor de las que conocéis y sirven para completar la felicidad. Que el color negro que me envuelve contiene toda la vida. Os haré sonreír cuando estéis tristes. Mi piel suave en contacto con vuestras manos os enseñará a deteneros y reflexionar cuando haga falta. Os voy a cuidar y proteger, a mi manera. Llenaré vuestra vida de sorpresas y experiencias. Voy a enseñaros que la confianza absoluta existe."



miércoles, 17 de junio de 2020

Metamorfosis



Una preciosa mariposa se ha detenido en mi terraza. 
El entusiasmo de su vuelo, sus dibujos y los colores brillantes que luce indican que hace poco ha abandonado su crisálida y está lista para la etapa final de su ciclo.

He pasado en un instante del sobresalto a la incredulidad y  fascinación. Mi respuesta no es sólo física pero si inmediata, la piel erizada, la respiración detenida y una inmensa sonrisa. 

 Algo sagrado lo cubre todo de silencio, pero no de un silencio vacio, contiene aleteo, sorpresa, danza, libertad, alegría, elegancia,  perfección, fragilidad, ternura, belleza casi insoportable, y... un misterio fascinante. 

Ha elegido para su desayuno el geranio preferido de Jorge, ahora sabemos que no sólo es bonito, su néctar debe ser delicioso.
No tiene prisa ni miedo y yo aprovecho este privilegio para acercarme, estudiar y capturar este milagro. 

Cada día llega una señal. Nerón a mi lado sin ladrar. Solo se comporta así cuando el visitante es muy familiar.
Creo que alguien ha querido saludarme dentro de su nueva piel. 












viernes, 12 de junio de 2020

LEGADO


Antonia Ferrer


    Mi padre acostumbraba a decirnos cuando éramos pequeños: "Si un desconocido se acerca para ofreceros algún caramelo o deciros algo, le contestáis: “Espera un poquito que ahora viene mi padre y se lo dices a él".   
   Nosotros, a pesar de nuestra corta edad, ya notábamos que esa advertencia no parecía contener la suficiente eficacia, sonaba más bien como una amenaza absurda. ¿Cómo iba un presunto acosador infantil a huir ante aquellas palabras?


    Hace ya muchos años de esas cosas de mi padre, pero me basta con hablar de ello para escuchar su voz claramente y sentir una gratitud inmensa.
Así actuaba él. Era un ser único e irrepetible.
Nosotros lo veíamos siempre como un ser poderoso e invencible. Pensaba como un león y actuaba como tal.
¿Quién es el animal más fuerte de la selva? No teníamos Trivial, pero sí a él.  Preguntas sencillas lanzadas en mitad de una comida obtenían el efecto deseado. Cada uno daba su opinión, y todas eran legítimas y defendidas con vehemencia. La intensidad forma parte de nuestra existencia. Así aparecieron y se forjaron los rasgos del carácter. 
  Nunca vi con tanta claridad la importante enseñanza de cada gesto o pregunta, adaptado y creciendo con nuestra edad.

 Con mi padre podíamos nadar hasta el fondo del mar. Cuando nos cansábamos de bracear, no importaba, sólo teníamos que apoyar la mano en su hombro de forzudo, que surgía como una roca del mar.  El regreso a la orilla era maravilloso y feliz. La aventura en el agua era como todos nuestros juegos:  bulliciosos, escandalosos y llenos de complicidad. Mientras nos agitábamos sin parar, el león regresaba a la orilla con cuatro cachorros de labios amoratados y dedos arrugados, ansiosos por llegar antes a la toalla y el bocadillo, y todo esto sin alterar su estabilidad.  
    
Le conocí infinidad de trabajos, pero su mejor oficio, el que desempeñaba con auténtica pasión y del que tuve la inmensa fortuna de formar parte, fue el de padre. 
No se conformaba con enseñarnos a amar la cultura, repetía frases y poemas que, por insistencia, terminaban grabados en nuestra memoria. Nos hacían pensar, contestar, participar y siempre, siempre tenía la respuesta adecuada a cada pregunta, y lo hacía con una inmensa sonrisa de felicidad. Porque mi padre era, a parte de un león, un sabio muy feliz.

¡ Qué importantes han sido estos momentos en nuestra vida!  Por eso siempre lo siento junto a mí.
 Él nos recordaba tanto que siempre, en cualquier momento de peligro, estaría ahí a nuestro lado, que hoy en día entiendo esa fortaleza que nos salva. Viene de nuestro origen, pero con toda seguridad de sentirnos queridos y protegidos sin límites.  Sabemos que él siempre acude, cuidando y salvaguardando a toda la familia y de cualquier peligro.

    Llegaste a esta vida para apartarnos de lo banal y enseñarnos a disfrutar de la belleza que se esconde en el camino.


   Siento un orgullo muy grande de ser tu hija.


  Te amo con todo mi corazón.



miércoles, 10 de junio de 2020

Reencuentros

"Ahora miro la vida de cerca con más veneración, con más gratitud si cabe. 
Y lo que veo es mucho más que lo que captan mis ojos."

Andrea Camilleri

Léon François Comerre




Todos hemos experimentado durante este periodo de confinamiento sentimientos de incredulidad y en muchos momentos de angustia. Esta pandemia ha llegado a nuestras vidas y la ha transformado sin apenas darnos tiempo a pensar en la importancia de esos cambios. Las miradas de los que amamos, el calor de sus manos sus voces han llegado solo a través de una pantalla. Un respiro, pero un sucedáneo insólito que tiene poco que ver con la realidad. El tiempo alejada de este blog no he dejado de escribir y llenar libretas en la intimidad, pero siento que este es el momento adecuado  porque quiero mas que nunca abrir puertas y salir a este mundo que amo sin miedo.
Hoy escribo con resaca de vino y emotividad. El sueño de esta noche ha sido dulce y hermoso y estaba lleno de amor y mar. 
La cena de ayer en familia me regresó a la vida de verdad. El único que no disfrutó fue Nerón que se quedó en casa solito, y hoy me lo recuerda con insistencia. 
He vuelto a acariciar las manos de mis hijas, he recuperado sus  aromas que estaban guardados en mi memoria y en mi alma. Me he sentido muy afortunada y al mismo tiempo temerosa. Por un instante he imaginado que todo lo envolvía una enorme pompa de jabón, como si la belleza del momento, por tan deseada, pudiera estallar y desvanecerse. Así de frágil se ha vuelto últimamente la felicidad. En un momento de la cena la intensidad de sus risas han hecho recuperar mi confianza  en la vida y...¡he sido tan feliz!. 
Muchas cosas importantes no se dejan atrapar ni capturar. Hay que saber esperar el momento perfecto y ser paciente.
 Aunque suene a tópico e urgente que recuperemos la confianza de nuevo, disfrutemos sin reservas, amemos con pasión la vida. A pesar de todo y tanto, es un milagro. 
 Mi sueño esta noche ha sido hermoso y estaba lleno de amor y mar. 
 Esta época nos ha hecho entender que la tierra contiene el cielo y el infierno, como el negro contiene el blanco.



lunes, 8 de junio de 2020

Convertiré vuestros recuerdos en diamantes

              El verdadero amor empieza cuando no se espera nada a cambio. 

                                                            Antoine de Saint Exupéry



 Un cumpleaños muy feliz



          Mini, Max y Nerón son mis maestros. Me enseñaron a mirar la vida de forma distinta. He comprendido a través de ellos tantas cosas importantes, para las que no hay palabras, ni tampoco hacen falta. 
La prioridad aquí fue la caricia sincera. La verdadera diversión, observar el empeño de Max por esconder un premio en un rincón secreto,  y para no herir su sensibilidad disimular.
        
          Demasiada sinceridad, demasiada pasión, y un amor infinito capaz de enfrentarse a un león por salvarte.
 Regresar a casa se convirtió durante casi diez años en una fiesta de decibelios insoportables, y un perro que sonríe aunque cueste creerlo.
Nunca a nadie..., o a muy pocos se les han recibido así, con tanta intensidad. 
 Lo que en un inicio fue el comienzo de una locura se fue transformando en una experiencia . 
Jorge y yo fuimos aprendiendo juntos a descifrar el lenguaje secreto de los animales. Tan distinto al nuestro y al mismo tiempo tan fascinante. Aprendimos a leer en sus miradas el significado del amor.  Porque hay miradas únicas que llegan hasta el infinito.
A disfrutar de ellos y con ellos, de sus juegos, sus pilla pilla, sus peleas, su energía, que nos regresaron verdaderamente a la infancia. 
Aprendimos que la pureza de corazón existe. El tiempo nunca es suficiente cuando todo encaja.  
Ahora de ese magnífico trío ya sólo nos queda Nerón. Primero se fue nuestra princesa Mini y después nuestro príncipe Max. Pero viven eternamente entre nosotros. 
Ahora reina el silencio (bueno, no siempre) Nerón todavía tiene voz suficiente para ensordecer a quién regrese a casa. Hemos aprendido hasta lo necesario que es ese ensordecedor ladrido y que eso, así, es exactamente la vida.



domingo, 7 de junio de 2020

GRACIAS





                                                Todos los días caen plumas desde el cielo



Eva Ferrer



    Me enfrento con autentica emoción a esta nueva entrada lienzo blanco. 
Acabo de llegar a casa con la ansiedad de un niño antes de abrir un regalo. Espero justo a este momento donde reina el silencio. 
Lo abro, lo observo. Es precioso, supera todas mis expectativas. 
Es extraño recuperar la agradable sensación  de mis dedos sobre el teclado, hacía tanto que me siento como si volviera a pedalear después de años. Ahora se lo que es vivir sensaciones y momentos de una vida pasada.  Lo dejé donde estaba hace mucho tiempo, pensando que tal vez, no era su momento ni el mío.
 Cuando me he perdido en medio de tantos mares he buscado esta luz.
Hay algo de azar, de reinicio, de latidos, de viento del mar en el rostro, de sentimientos que se amontonan por salir desde dentro. 
Hace tiempo que vivo muy cerca del cielo. Las nubes que contemplo se parecen a formas salidas 
de mi pensamiento. Mi espíritu se alimenta cada día de amor y del vuelo de halcones, palomas, veloces golondrinas y algunas especies de pájaros cantores que hacen de mis despertares lo más parecido a la gloria. Pero ninguna de las palomas que aquí se detienen llega con mensaje atado
 a su pata. 
Hoy llegó como llegan las cosas más bellas de la vida, sincronizando con la luna llena de esta 
noche, la  con lo que yo defino como un día perfecto, en familia, junto al mar.
 Aparece dentro de una caja blanca, que alguien que me quiere infinito ha preparado para mí con todo su amor. Por eso al abrir esta página en blanco conecto
 Clarisa Rodriguez un día escribió en su blog Con Claridad la definición perfecta de lo que es para mi viajar por estas páginas. "En definitiva esto no es más que la búsqueda de la alegría de vivir". 
 Me siento enormemente afortunada de este regalo que llega con toda la buena intención y propósito 
claro, "mamá tienes que retomar el blog"
Soy muy respetuosa con el azar, si aparece algo así tan valioso de nuevo entre mis manos, debe de
ser porque es el ahora el momento.
 Elijo la imagen con cuidado, después de tanto tiempo aparece este pastel que dejé inacabado intencionadamente. Los rostros y el paisaje han ido cambiando con los años. Lo invisible permanece intacto.
                                                                                                           Eva Ferrer

martes, 18 de diciembre de 2018

Ángela


Cuando por fin los ojos se habituaron a la penumbra,
 el mudo discurso de la piedra historiada,
 accesible, como tal, 
de forma inmediata a la vista y a la fantasía de cualquiera,
 me deslumbró de golpe sumergiéndome en una visión 
que aún hoy mi lengua apenas logra expresar.

El nombre de la rosa de Umberto Eco 

Mi pequeña cumple un año más y yo sólo siento un profundo agradecimiento imposible de expresar con palabras. Por lo vivido junto a ella, que es apasionada, extremadamente emocional, divertida, juguetona, cariñosa, rara, genial, atenta a las señales. Me ha dado tantos momentos inolvidables y he aprendido tanto a su lado, que deseo y espero vivir cien años (por lo menos) para estar siempre juntas.
James Joyce escribió "Tú eres mi amor. Me tienes completamemte en tu poder. Sé y siento que si en el futuro escribo algo bueno y noble debo hacerlo sólo oyendo las puertas de tu corazón. Me gustaría que mi vida transcurriera siempre a tu lado, hasta que nos convirtamos en un mismo ser que morirá cuando llegue el momento."

Nada puedo añadir.

jueves, 1 de noviembre de 2018

"No soy la misma después de haber visto la luna brillar en el otro lado del mundo."
                        Mary Anne Radmacher




 
Aquí en mitad de la noche, justo cuando el sueño aún no me ha vencido y en los pensamientos revolotean con sentimientos intensos. Ahí, justo ahí aparece un recuerdo guardado para siempre en la memoria, donde se guarda lo que verdaderamente importa. Yo con veintipocos años descansando en una cama de hospital, exhausta, feliz por la superar mi segundo parto con valentía y con mi pequeña bebé en brazos. Dispuesta a disfrutar nuestra primera noche juntas. Jorge acompaña a la familia a la puerta y yo aprovecho para intentar descifrar el misterio que esconde el nuevo rostro de un recién nacido. Después de nueve meses imaginando, presintiendo. Ahora el gran momento, una personita diferente, tan fascinante y familiar.
   El día se convierte en flashes de visitas familiares, amigos, enfermeras,...y cuando todo pasa me acerco mi cara a su boquita minúscula y la beso con toda la dulzura que soy capaz, (yo que ya sé como es besar a un angelito).
Consciente de que este momento íntimo y solitario entre las dos será difícil de repetirse. Mi primer angelito de apenas dos años nos espera en casa para compartir este amor. Pero ahora estamos solas. Apenas abre los ojos, duerme plácidamente mientras yo recorro con toda la pasión que son capaces de admirar mis ojos, cada milímetro de su piel.
Disfrutando de su particular aroma.
Hoy la misma luna, treinta años después y... yo estoy en esa misma cama de hospital. Dispuesta a comenzar esta nueva y fascinante aventura.
Su manita ya no agarra mi dedo, pero yo siento que sí . Aunque a estas horas hoy esté justo al otro lado del mundo.
Este día en especial siempre está aquí, junto a mí. Y yo cómo ese día dos de noviembre me derrito de amor.
Felicidades

martes, 7 de marzo de 2017

Recuerda este día



Lleva el pelo recogido en una toalla blanca, sólo un rizo rebelde y 
húmedo se libra y abraza su cuello. Su mirada y esa sonrisa con el brillo que sólo infiltra el amor. 
Las horas, la distancia y una pantalla nos separan pero cuando aproxima sus labios para darnos uno de sus cálidos besos, todas las barreras se deshacen como el hielo al que se le aproxima una llama, y entonces por kilómetros de distancia y por extraño que parezca, la siento aquí, justo a mi lado. 


-¿A que no adivinas lo que encontré ayer por casualidad? Acerca su móvil para que vea la fotografía.






 Está tomada en una galería de Nueva York. Lleva por nombre Dutescoart y a través de la ventana se aprecian las imágenes de los caballos salvajes de Sable Island. 

-Pero, ¿qué me dices? Le contesto entusiasmada. ¿Te das cuenta que esto es una señal?
Sonríe con mis ocurrencias, pero se que en verdad lo siente.


Estos animales, al igual que algunas frases, canciones, artistas, escritores, películas que compartimos en casa forman parte del lenguaje íntimo del hogar y con el tiempo de la historia familiar. Todos ellos un día llegaron a casa y no de paso. Quizá porque desde que los descubrimos, sentimos juntos la misma atracción inexplicable. Será por el sentido de libertad, el sentimiento de manada, el cabello suelto al viento, el amor por el mar. Todo eso y mucho más evocan esos retratos. Nuestro sentido de familia, casi animal se reflejaba en aquellas imágenes que este fotógrafo había capturado con infinita pericia, paciencia y belleza.
 Hasta  por mi último cumpleaños recibí como regaló una composición fotográfica con mi rostro junto a ellos. Y ahora la casualidad o el destino los regresa a casa desde la otra orilla del océano.
Cuando inauguré mi blog tomé la decisión de compartir contenidos que fueran significativos. Y este era perfecto. El título fue sencillo y vino sólo, Belleza en estado puro y ahí en ese post una mañana de domingo apareció el primer comentario de Moncollage. Lo escribía una mujer desconocida hasta ese día, su nombre Clarissa y lo hacía desde Chile, y yo no sabía entonces que la suerte y el viento la habían llevado hasta mí para que su magisterio, su bondad, sus sabios consejos y su amistad, enriquecieran mis horas. Ahora entiendo con el tiempo que su presencia desde la distancia fue como el vuelo de un ángel. 
Es tan curiosa la vida, no deja nunca de sorprenderme. Una imagen y los recuerdos de ese momento en el tiempo regresan. Los caballos salvajes de Sable Island y la mente asocia ideas, nombres y pienso en ella. 
Me pregunta porque no escribo hace tiempo. Estoy segura que esa respuesta como tantas otras sólo ella la conoce. 
Entonces el nuevo día me trae nuevas noticias e imágenes llenas de belleza, una de ellas Eva junto a un cuadro de Hopper. La imagen me gusta y me dice tanto. 
Lleva una trenza que ahora no le hago yo, otra de las cosas que ha aprendido desde su 
independencia. Viene a mi mente de forma inmediata un cuadro de Gary Morrow que tengo precisamente guardado aquí. ¿Otra casualidad?
Contempla un cuadro de Hopper, un autor que con el tiempo me fascina por todo lo que trasmite, soledad, independencia, reflexión. Hace tiempo que no comparto, este es sin duda uno de esos autores que sería bonito traer hasta aquí.
Creo que estarás satisfecha Clarissa, el mensaje ha llegado, ha atravesado el firmamento y ha caído en las manos adecuadas. He entendido. Te saliste con la tuya, volviste para darme otra lección, pero se paciente. Te extraño.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Woman

Edward Matthew Hale

Yo te deseo
Yo te deseo la locura, el valor, los anhelos,
la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y
el delirio de la soledad.
Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y la gente.
Te deseo la inteligencia y el ingenio.
Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria,
una boca que sonría y maldiga con precisión divina,
unas piernas que nunca envejezcan,
un llanto que te devuelva la entereza.
Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas,
el temple de las hormigas, la duda de los templos.
Te deseo fe en los augurios,
en la voz de los muertos,
en la boca de los aventureros,
en la paz de los hombres que olvidan su destino,
en la fuerza de tus recuerdos
y en el futuro como promesa
donde cabe todo lo que aún no te sucede...

     Ángeles Mastretta.



         
            Woman in Victorian and Edwardian Art

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Para Julia


En los ojos de tus hijos
se te puede adivinar

Jorge Drexler


Pastel y collage Eva Ferrer

jueves, 29 de octubre de 2015

La vida en la mirada






'No puedes verte a ti mismo. Sabes el aspecto que tienes por espejos y fotografías, pero andando por el mundo, cuando te mueves entre la gente, ya sean amigos, desconocidos o los seres que más quieres íntimamente, tu propio rostro resulta invisible para ti. Puedes ver otras partes de ti mismo, brazos y piernas, manos y pies, hombros y torso, pero solo por delante, nada por la espalda salvo la parte de atrás de las piernas si las tuerces y las pones en la posición adecuada, pero no la cara, nunca tu rostro, y en el fondo -al menos en lo que respecta a los demás- tu rostro es lo que eres, el factor esencial de tu identidad. Los pasaportes no incluyen fotografías de manos y pies. Incluso tú mismo, que ya llevas sesenta y cuatro años viviendo en el interior de tu cuerpo, probablemente serías incapaz de reconocerte el pie fotografiado aisladamente, por no hablar de la oreja, del codo, o uno de tus ojos en primer plano. Todo ello muy familiar en el contexto general, pero enteramente anónimo considerado elemento a elemento. Todos somos extraños para nosotros mismos, y si tenemos alguna sensación de quiénes somos, es solo porque vivimos dentro de la mirada de los demás.'


                                                                                                                                             Diario de invierno - Paul Auster 
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