viernes, 30 de marzo de 2012

Relatos de sobremesa

<< ¡Ah!  lo maravilloso de una casa no es que ella nos abrigue, que nos caliente, ni que uno sea dueño de sus muros, sino más bien que haya depositado lentamente en nosotros estas provisiones de dulzura. Que ella forme, en el fondo del corazón , ese macizo oscuro del cual nacen los sueños como agua de manantial>>
Antoine de St. Exupery



Karenine apreciaba mucho esta camarilla, en el cual tenía verdaderos amigos, los conocía con sus debilidades y manías y su carácter se acomadaba facilmente con el de las personas que la rodeaban
, cuyas inclinaciones se asemejaban tanto a las suyas propias, que parecían idénticas.


Kitty miraba a su amiga con orgullo; admiraba su talento, su voz, toda su persona, pero particularmente su expresión. La composición que seguía en el cuaderno era un aire italiano , tocó  el preludio y volvió el rostro hacia su amiga. Cuando hubo concluido, todos le dieron gracias de nuevo y salieron del salón para tomar el té.

"No me juzgo autorizado para penetrar en tus sentimientos, y lo creo, además tan inútil  como peligroso, pues al socavar a demasiada profundidad nuestras almas, nos exponemos a tocar lo que tal vez pasaría desapercibido"


-Los amigos de nuestros amigos lo son también nuestros; mas para ser verdaderamente amigo, es preciso darse cuenta de lo que pasa en el alma de aquellos a quienes se ama.-



         -¡ Qué hermosa edad la de usted !- me hace pensar en esa nube azul semejante a las que se observan en las montañas de Suiza; todo se ve a través de ella en la edad feliz en que la infancia termina, y todo lo que cubre es hermoso y encantador. Después aparece poco a poco un sendero que se va estrechando, y en el cual se entra con emoción, por luminoso que parezca...¿Quien no lo ha recorrido?



Texto: Ana Karénine
Autor.León Tolstói (1828-1910)
Pintor: Francesco Beda (1840-1900)

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