lunes, 9 de julio de 2012

Nubes

Chris Anthony

¡Oh las nubes hermosas y eternamente cambiantes! Yo era un niño ignorante y las amaba ya, sintiendo acaso la atracción de nuestra semejanza. También yo sería una nube más, atravesando, rauda, el cielo de la vida. Yo sería también un eterno caminante, forastero en cualquier parte y suspendido siempre entre el tiempo y la eternidad. Quizá por eso han sido las nubes unas buenas amigas, unas verdaderas hermanas mías. No podía salir a la calle sin cambiar con ellas un saludo, sin que me hicieran señas con sus algodones hinchados por el viento y yo correspondiera con una sonrisa a su amabilidad. Y nunca he olvidado sus formas, sus suaves tonalidades, sus juegos, sus danzas, sus bailes y descansos. Su realidad, celeste y terrena al mismo tiempo. Y sus cuentos llenos de fantasía.

Peter Camenzind, I-Hermann Hesse

2 comentarios:

  1. "algodones hinchados por el viento...
    realidad celeste y terrena..."
    Hermoso texto, lleno de poesía.
    Aquello de "eternamente cambiantes" me recordó que este invierno, estos días tan nublados, también pasarán.

    Un abrazo, querida amiga

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    Respuestas
    1. Cómo nos atrapa la poesía, fascinadas con la contemplación de la naturaleza que nos envuelve, descubrimos cosas en común con las nubes, "andamos suspendidos siempre entre el tiempo y la eternidad".
      Un abrazo, querida amiga.

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