martes, 7 de marzo de 2017

Recuerda este día



Lleva el pelo recogido en una toalla blanca, sólo un rizo rebelde y 
húmedo se libra y abraza su cuello. Su mirada y esa sonrisa con el brillo que sólo infiltra el amor. 
Las horas, la distancia y una pantalla nos separan pero cuando aproxima sus labios para darnos uno de sus cálidos besos, todas las barreras se deshacen como el hielo al que se le aproxima una llama, y entonces por kilómetros de distancia y por extraño que parezca, la siento aquí, justo a mi lado. 


-¿A que no adivinas lo que encontré ayer por casualidad? Acerca su móvil para que vea la fotografía.






 Está tomada en una galería de Nueva York. Lleva por nombre Dutescoart y a través de la ventana se aprecian las imágenes de los caballos salvajes de Sable Island. 

-Pero, ¿qué me dices? Le contesto entusiasmada. ¿Te das cuenta que esto es una señal?
Sonríe con mis ocurrencias, pero se que en verdad lo siente.


Estos animales, al igual que algunas frases, canciones, artistas, escritores, películas que compartimos en casa forman parte del lenguaje íntimo del hogar y con el tiempo de la historia familiar. Todos ellos un día llegaron a casa y no de paso. Quizá porque desde que los descubrimos, sentimos juntos la misma atracción inexplicable. Será por el sentido de libertad, el sentimiento de manada, el cabello suelto al viento, el amor por el mar. Todo eso y mucho más evocan esos retratos. Nuestro sentido de familia, casi animal se reflejaba en aquellas imágenes que este fotógrafo había capturado con infinita pericia, paciencia y belleza.
 Hasta  por mi último cumpleaños recibí como regaló una composición fotográfica con mi rostro junto a ellos. Y ahora la casualidad o el destino los regresa a casa desde la otra orilla del océano.
Cuando inauguré mi blog tomé la decisión de compartir contenidos que fueran significativos. Y este era perfecto. El título fue sencillo y vino sólo, Belleza en estado puro y ahí en ese post una mañana de domingo apareció el primer comentario de Moncollage. Lo escribía una mujer desconocida hasta ese día, su nombre Clarissa y lo hacía desde Chile, y yo no sabía entonces que la suerte y el viento la habían llevado hasta mí para que su magisterio, su bondad, sus sabios consejos y su amistad, enriquecieran mis horas. Ahora entiendo con el tiempo que su presencia desde la distancia fue como el vuelo de un ángel. 
Es tan curiosa la vida, no deja nunca de sorprenderme. Una imagen y los recuerdos de ese momento en el tiempo regresan. Los caballos salvajes de Sable Island y la mente asocia ideas, nombres y pienso en ella. 
Me pregunta porque no escribo hace tiempo. Estoy segura que esa respuesta como tantas otras sólo ella la conoce. 
Entonces el nuevo día me trae nuevas noticias e imágenes llenas de belleza, una de ellas Eva junto a un cuadro de Hopper. La imagen me gusta y me dice tanto. 
Lleva una trenza que ahora no le hago yo, otra de las cosas que ha aprendido desde su 
independencia. Viene a mi mente de forma inmediata un cuadro de Gary Morrow que tengo precisamente guardado aquí. ¿Otra casualidad?
Contempla un cuadro de Hopper, un autor que con el tiempo me fascina por todo lo que trasmite, soledad, independencia, reflexión. Hace tiempo que no comparto, este es sin duda uno de esos autores que sería bonito traer hasta aquí.
Creo que estarás satisfecha Clarissa, el mensaje ha llegado, ha atravesado el firmamento y ha caído en las manos adecuadas. He entendido. Te saliste con la tuya, volviste para darme otra lección, pero se paciente. Te extraño.

1 comentario:

  1. Y yo te extrañaba, querida Eva, me encanta volver a leerte.
    Besos.

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