martes, 17 de septiembre de 2013

Proseguiremos el camino...


“…Y le dije a mi alma: Cuando abarquemos esos mundos, y el conocimiento y el goce que encierran, ¿estaremos al fin hartos y satisfechos?
Y mi alma dijo: No, una vez alcanzados esos mundos proseguiremos el camino".
(Walt Whitman - Hojas de hierba)

Christian Birmingham

Aquí  me acerco de nuevo,  algo distinta de la que era cuando me fui y dejé aparcado este cuaderno de pensamientos compartidos. Vuelvo agradecida por este tiempo vivido,  que ha sido para mí como un premio extraordinario,  y preparándome para los nuevos retos que la vida me depara.
Regreso al rincón donde me recibe  la suavidad de un teclado, le quito el polvo y hasta me parece que se alegra de verme. 
Levanto la vista. En la pared permanecen pegados los últimos dibujos que dejé antes de este verano (mi última fantasía), me gusta verlos y sentir que siguen transmitiendo lo necesario.
  Ésta, mi guarida,  conserva todo lo que exige mi espíritu para la felicidad. 
Una cita acude a mi pensamiento, la escribió un amigo con más de cien años de antigüedad, ha sido una excelente compañía a la sombra de un enorme y viejo pino, en las tardes de  agosto. Y ahora que ya gozo de su asistencia en mi mente,  me regala unas palabras para el nuevo inicio. 

 "Mi querido amigo, debo confesarte que, desde que mi pensamiento ha cambiado, ya no existen para mí palabras ambiguas ni dichos: cada palabra tiene decenas, centenares de significados. Y ahí empieza lo que temes... La magia."
Herman Hesse

Abro el escritorio de blogger después de casi tres meses de ausencia. Al hacerlo me asombro de encontrar tantas visitas y siento que sin duda algo especial debe residir en esta casa.

 Gracias a todos los que hasta aquí llegáis cada día y dejáis impresa vuestra huella.

No podía regresar a este lugar de paz sin recuperar antes la propia. 
Venía dispuesta a escribir sobre la experiencia de una boda,  pero ha sido mucho más que eso. Un exceso de  novedades que asimilar.

Algo  comenzó a ocurrirme hace años los días que se celebraba "el día de la madre". Un hecho insustancial a los ojos de los demás y que curiosamente me sobrepasaba. Se producía cuando esperaba a mis hijas pequeñas a la salida del colegio. Ambas llegaban corriendo hacia mí con su regalo especial en las manos, ansiosas por demostrarme todo lo que habían hecho para mí. Debido a la corta edad que las separaba, era complicado elegir a quién de las dos dedicaba antes la atención,  sin herir los sentimientos de la otra. No siempre acertaba. Y algo en apariencia sencillo se convertía en una verdadera cuna de gato. Esos momentos que debían de ser bellos se convertían en imperfectos y siempre acababan con el llanto de alguna de las dos. 
Ya comenzaba a comprender que la maternidad al igual que otros asuntos no eran asignaturas sencillas, como la vida misma, hermosamente defectuosa.
Estos días, regresaron sensaciones semejantes.
Ambas viviendo circunstancias extraordinarias,  paralelas. Afortunadamente, los años las han liberado de los celos infantiles que han transformado en complicidad y comprensión. 
Pero yo me he sentido en algunos momentos desbordada. 

Verano
Por fortuna y sin proponérmelo, me esperaba un verano muy distinto a los anteriores.  Un nuevo paisaje, nuevos olores, sabores, atardeceres, todo lo que precisaba para asumir los cambios. 
 He necesitado un tiempo apartada de todo, en mitad de la naturaleza,  para la reflexión. No sólo en los libros he encontrado respuestas, algunas, las más sabias llegaban camufladas en unos labios de hombre, en las hojas de los árboles, en el viento,  en las nubes de una tarde de tormenta, el canto de las cigarras,  en los ojos y el cariño de los que me rodean. 
He vivido verdaderamente feliz flotando en el agua, allí donde el sonido se intensifica,  con la mirada perdida en el cielo, hasta cuando estaba oscuro. Explorando el trayecto más accesible hacia el origen de la fortaleza.  Siempre me llevaba  en la misma dirección, y era más sencillo de lo que esperaba. Estaba tan cerca.  Bastaba con alejarse de la frialdad y seguir la pista del calor en la mano de Jorge. 

Me he divertido con los animales. Participando en sus juegos, acariciándolos.  Devolviéndoles sólo una pequeña parte de todo el amor que se merecen. 
Ellos con su efusión,  lealtad y pureza me han retornado a las aventuras de la infancia.

La India
  Hubo  prisas de última hora, semáforos en rojo y nervios en el adiós.  Despedimos a Arturo. Partía mucho más lejos. La dirección de la veleta señalaba esta vez hacia Oriente, en  Goa (India).
Una madrugada de agosto, le vimos alejarse ligero de equipaje, con destino a lo desconocido, y el último abrazo fue intenso, de esos que me provocaban un agudo dolor de estómago.  Ese día afloró un dolor antiguo de mi pasado,  casi olvidado. Ahora entiendo que todo me preparaba para la despedida que me espera dentro de pocos días.


Reflexión
 Se acomodaron con las horas señales, sorpresas, ilusiones, sueños cumplidos y también ansia y temor.
Las cenas se dilataron como nunca, hasta altas horas y alimentaron más que mi estómago, mi valor ante las pruebas que me depara la vida. 
Había mucho de lo que hablar y el tiempo parecía no ser suficiente. Así vivimos largas tertulias,  con la luna como una invitada más. 
He descubierto que me han servido de mucho. Me han hecho digerir que ahora la distancia no el un enemigo porque existe el Skype. El calor y el olor personal lo encontraré en el origen, su padre.  
Cada individuo debe vivir su propia historia. 
Hay que alegrarse y celebrar la fuerza que reside en esta nueva juventud. 
Cuando he dejado de preocuparme por los inconvenientes y soltado la confianza que llevo dentro, he visto verdaderamente lo hermoso de la aventura. Y lo mejor, las ganas que tiene Eva de vivirla. De saltar al abismo de lo desconocido.

Una época de transición en mi vida. Siento que mi labor como madre comienza a perder el lugar que ocupaba y la dejo aflojar, descender algunos puestos. Ahora la pareja, la sustituye y justo a continuación mi nombre.

Y por fin, la boda
 Hemos recibido en abundancia el mejor de los regalos. 
Juntos todos hemos disfrutado de los preparativos de una boda. Y... ahora que todo ha pasado, puedo decir que "ha sido verdaderamente bonito".
 El amor intenso ha crecido en esta pareja que apuesta fuerte por una vida en común, y  nos han dado el mejor de los regalos: "sus manos siempre unidas". 
 La intuición me sopla al oído que juntos van a vivir historias apasionantes. 
  Un verano para no olvidar,  la primera boda en la familia.
 Guardo en mi corazón ese momento de la ceremonia. Ha sido una de las emociones más intensas que se  pueden vivir como madre (con pintura de ojos waterproff).
Pocas cosas más dulces que buscar en la mirada de  quien has dado un día la vida y descubrir en ellos la felicidad plena.

Al regresar de nuevo a casa,  una sensación parecida al comienzo de un nuevo curso, Mucho desconocido y nuevo por aprender. 


1 comentario:

  1. Me alegro, me alegro mucho de leerte. Me gusta. ¿Todo fue bien?. Este es nuestro refugio.

    Ese polvo que encontraste sobre el teclado no debería alcanzar la dignidad de ser estrato.

    Son necesarios unos pocos minutos de misantropía literaria, de paisajes, de reflexiones. Tuyas y de las que te leemos.

    Bienvenida.

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