lunes, 12 de mayo de 2014

Desde las alturas


Esta foto fue capturada por mi padre desde la terraza una mañana de verano del año 1984. La he encontrado en un álbum  por casualidad, buscando otra imagen. Confieso que nunca antes de este momento me había detenido a contemplar detenidamente y hoy me ha conmovido.
Reconozco esas dos pequeñas figuras que salen del agua, somos Jorge y yo cuando todos nos veían como novios. 
Desde que nos conocemos compartimos la misma pasión por el mar.  Nadar en las primeras horas del día cuando todo está en calma y el agua parece que te acoge más clara y fresca. Pequeños peces nos rodean con curiosidad, algunos hasta nos besan. Los cangrejos de esconden. Las gaviotas se acercan buscando su comida. Puedes ver de cerca la blancura de su vuelo. Si te acuestas y abres los ojos... la inmensidad.
 Después de una hora sumergido y balanceado uno se siente renovado y feliz, por eso cuando llega el verano intentamos aprovechar cualquier oportunidad y no perder esa costumbre. 
Lo curioso ha sido comprobar como alguien ha subido muy temprano a la azotea, con su pequeña e inseparable "camareta", a capturar y  disfrutar de nuestra felicidad que es la suya. Entiendo porqué nunca me siento sola. 
Ha conseguido hacer inmortal ese momento que ahora puedo ver a través de sus ojos verdes.


¿Es un defecto ser feliz? Lo he pensado muchas veces. Ahora sigo haciéndolo a menudo. Incluso a veces he dicho que quienes son capaces de ser felices son también malvados y estúpidos. Pero de vez en cuando también he pensado que ser feliz no es un defecto, sino una muestra de inteligencia.
Cuando mi hijita Rüya y yo vamos a bañarnos al mar soy el hombre más feliz del mundo. ¿Qué puede pretender de la vida el hombre más feliz del mundo? Seguir siéndolo, por supuesto. Y uno comprende que para conseguirlo debe hacer siempre las mismas cosas. Así que nosotros hacemos siempre lo mismo.


Orhan Pamuk (Estambul, 1952) perteneciente al libro "Otros colores".

1 comentario:

  1. Gracias por compartir esta foto tomada hace veinte años, hay muchas cosas con poder evocador (la música, los aromas, los objetos... -) pero las fotos son las número uno.. Si no fuera por ellas olvidaríamos muchos de esos momentos... chiquitos o grandes, pero instantes que en un tiempo captaron nuestra atención, y al verlas nos conmovemos recordando momentos felices.

    El libro de Orhan Pamuk, "Otros colores", lo he comenzado en fin ha leer anteayer. ¡Que coincidencia!, en fin, para seguir siendo felices, debemos seguir haciendo las cosas que nos han hecho felices.

    Un abrazo amiga

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...