viernes, 22 de junio de 2012

El Toruño


“«Como todas las tardes, la barca-correo anunció su llegada al Palmar con varios toques de bocina. El barquero (…) iba de puerta en puerta recibiendo encargos para Valencia, y al llegar a los espacios abiertos en la única calle del pueblo, soplaba de nuevo la bocina para avisar su presencia a las barracas desparramadas en el borde del canal. Una nube de chicuelos casi desnudos seguía al barquero con cierta admiración. Les infundía respeto el hombre que cruzaba la Albufera cuatro veces al día, llevándose a Valencia la mejor pesca del lago y trayendo allá los mil objetos de una ciudad misteriosa y fantástica para aquellos chiquitines criados en una isla de cañas y barro»”.
                                                                                                                         Blasco Ibañez



               Cerca de la ciudad de Valencia, existe una pintoresca pedanía que lleva por nombre  El Palmar.  Mi padre nació en este pequeño pueblo de pescadores.
En la actualidad atravieso muchas veces al año este hermoso paisaje de cañas y de barro cuando me dirijo hacia  el mar Mediterráneo.
Alguno de esos chavales que corrían por esa isla, que tanto entendió este genial escritor, sin duda  llevaba mi apellido. Aquí se quedaron parte de mis antepasados, que habitaron estas tierras conquistadas  a la Albufera, hoy  patrimonio de la humanidad por su extraordinaria belleza.
 Un día mi abuelo Antonio, al que no llegué a conocer, navegaba por este lago, atravesaba estos antiguos caminos, por los que ahora circulo. Era guarda forestal su oficio consistía en vigilar y mantener  este entorno natural y los  árboles de la Dehesa del Saler, bosque mediterráneo que separa la Albufera del mar. La guerra decidió  convertir su tiempo en un espacio fugaz, del que apenas queda escaso  testimonio, con exclusión de unas viejas fotografías de un joven con rasgos que me resultan familiares, aparte del parecido evidente, quizás ¿por qué reconozco la mirada de mi hermano?, ¿acaso identifico su fondo idealista?. 
Déjame sólo hacer recta mi vida, y sencilla como una flauta de caña para que Tu la llenes de música.
             El alma sensible y alegre de mi padre, escondió eternamente esta reserva y pronto intuimos que no le gustaba hablar de él. Lo ocultaba en un espacio que construyó a los siete años. Un lugar impreciso, invulnerable, que lo alejaba de su único dolor. Sólo en alguna ocasión durante unos instantes el contenido de alguna  película rozaba un poco esa herida y sus ojos se llenaban de lágrimas antiguas, de niño pequeño, de muchos momentos disfrazados de falso coraje, aquellos recuerdos rescatados del fondo del corazón .

Cuanto más se vive en el campo y en la ribera, más nos parece que nada es tan hermoso y grande en el mundo como cumplir sencillamente con los deberes ordinarios de la vida.
             Es curioso cómo muchas veces al pasar por aquí me asaltan estos pensamientos, se abrazan a mi rostro, se cuelgan de mi pelo. Bajo la ventanilla del coche y dejo entrar el aire fresco. Sólo me hace falta respirar profundo para recuperar lo esencial, el misterio que envuelven para mí el olor de las marismas.  Aquí residen y  se mezclan pasado y presente, la brisa del mar y el aroma de la tierra.  el mismo que respiro hoy y el primero que respiré cuando llegué al mundo. Lejos de este lugar, en una casa de Sevilla, donde emerge un paisaje semejante, me deleito con esa alquímia perfecta de recuerdos y saboreo cada ingrediente que la conforma: la sal, la espuma, las algas, el arroz, y las  flores.  Cada uno se mete en mi interior como el aroma  de mi infancia.



...En mitad de infinitos arrozales junto al Guadalquivir, existe una casa llamada "Villa Palmar", situada en una finca conocida como"El Toruño",  esta finca se encuentra  dentro de Isla mayor y a su vez cerca de otro pequeño pueblo conocido como el Puntal.
 Allí se levanta una casa blanca que construyó un día mi abuelo Pepe, por encargo  de un joven moreno, recién llegado a estas tierras sevillanas. Uno de los muchos valencianos que aterrizaron un día en este lugar que prometía ilusiones, dispuestos a colonizar un suelo, que había alcanzado el siglo XX  insólitamente  virgen. Ahora se mostraba preparado para acoger hombres aventureros, esos mismos que sostienen los sueños del mundo.




Ese joven de naturaleza nómada, sediento de explorar nuevos universos, se llamaba Antonio como su padre. Pero éste era el mío, mi padre, Antonio Ferrer. Llegó una tarde justo antes de ponerse el sol detrás del Océano, no muy lejos de allí, cuando las sombras no han llegado todavía. Llegó en compañía del viento que acudía cadadía a ese hermoso paraje, antes de cerrar el trato de su nuevo hogar. No estaba solo, le acompañaban sus tios y su cuñado. Llegaban juntos, dispuestos a inspeccionar aquel terreno despoblado.  Bajaron del auto  y se dirigieron a pie a recorrer esas sendas, entre los arrozales del Toruño. Alguien a su lado hablaba de hectáreas y cifras. Él sonreía y escuchaba sólo en apariencia. Detuvo su paso intencionadamente, mirando las únicas huellas que imprimían sus acompañantes en el estrecho camino de esta tierra abierta a los vientos. Escuchaba el murmullo del agua clara en la acequia que bordeaba aquella hermosa ruta,  fluía enérgica y limpia a sus pies.  Los demás, ajenos a sus pensamientos, continuaron su animada charla por el camino sin percibir su verdadera intención, haciendo honor a su lema favorito: "cache de votre jeu".  Quería saborear aquel momento en silencio, en soledad. Supo de la emoción profunda en su garganta , entendía a esos hombres de la historia que un día atravesaron un inmenso océano y llegaron a tierras extrañas. Ahora comprendía esa fuerza magnética que lo había guiado dulcemente en la dirección correcta.





  Se inclinó a recoger un poco de esa tierra que ya le pertenecía, para olerla, acariciarla  y deshacerla lentamente. La excusa perfecta para saltar el canal y limpiar sus manos en un agua fresca y clara que le daba la bienvenida y le trasportaba hacia otra orilla.
Así era él, educado y salvaje al mismo tiempo,  habituado a
vivir entre libros donde  se fascinaba con antiguas epopeyas,  y feliz entre los elementos: el agua y la tierra .

<<Al rayar el alba, un ligero ruido me advirtió que íbamos a embarcar; sola tú, y yo contigo; y que ninguna alma en el mundo conocería jamás nuestra peregrinación sin principio ni fin.>>

Pensó en la hermosa joven que había conocido en la casa del constructor, donde sus destinos se cruzaron inevitablemente .- ¿por qué no podía alejarla de su pensamiento?-, escuchó una voz que le llamaba desde lejos y le devolvió de regresó a la realidad, cuando levantó la mirada, ante sus ojos el silencio rojo del sol y el horizonte más infinito y fascinante que nunca había contemplado hasta ese día. Entonces lo tuvo claro: era el amor.




Sé que hoy  la casa blanca del Toruño, en mitad de las Marismas,  permanece aún en pie. La presiento callada, rodeada de una nueva cosecha que la envuelve cada año. El mismo viento llega hasta allí desde el océano, sigue visitándola cada tarde, acaricia sus viejas paredes blancas que con el tiempo se revistieron de  tintes  y grietas. Allí donde crecen ahora las hierbas silvestres, ésas que avanzan lentamente y terminan abrazadas  al óxido de sus ventanas, no quieren escapar de  donde han nacido- ¿quizás porqué son capaces de escuchar lo que nadie más puede oír ? -



¿Qué habita hoy dentro de ese silencio?: El lenguaje del amor, las voces de los niños, el olor a talco, a cocina casera, las historias de viejos cuentos, las canciones, la  música. 
 "Primeros pasos, primeras palabras, primeros llantos, primeras historias..."




Momentos irrepetibles, nacimientos, inocencia, aventura, todo dirigido por las cosechas, el sol, la lluvia, las estrellas que casi podías alcanzar cada noche ,  admirar sus dibujos y escuchar la voz de mi padre  llamarlas por sus nombres.



Dicen los expertos que  En los pirmeros seis años, el niño aprende más de lo que aprenderá el resto de su vida, no sé si esta afirmación será cierta, lo que si puedo decir es que durante esos años que vivimos en aquella casa, antes de existir el significado de las horas y el colegio en nuestra vida , dentro de una etapa parecida al limbo, aprendí lecciones inolvidables que con el tiempo han sido basicas para mi felicidad. Estas  lecciones las redacto a continuación por si puede serle de utilidad a algún niño que no tenga la suerte de poder disfrutar de esa naturaleza que todos merecemos:






Lecciones naturales
"Mi recuerdo más lejano es el amor que sentía por la naturaleza".

las mariposas:

 Seguro que te has cautivado al contemplar alguna vez el ligero revoloteo de una mariposa, su vuelo es un autentico milagro, sus alas están cubiertas con polvos mágicos de  colores inimitables, extraidos de alineaciones secretas del universo, es lógico y natural que pretendamos atraparla, quisiéramos capturar ese encanto, llevarnos la magia  con nosotros para perpetuar estos momentos de felicidad,  pero al hacerlo, sólo con rozarlas, ese polvo  pierde su hechizo, empaña  tus dedos y la pobre mariposa, si tiene la suerte de poder levantar el vuelo nuevamente ya no podrá nunca volar como antes, se alejará desorientada y pronto morirá de pena, y tu dejarás de contemplar ese prodigio oculto, tan idílico, un breve instante. Seguro que despues de conocer esta injusticia, antepondrás:  contener tus impulsos, dejarla que se detenga y descanse a tu lado,(si tienes esa suerte) mientras  admiras sus valiosos dibujos, (con las manos quietas). Este consejo te será de gran utilidad cuando visites un museo." Para aprender esta lección tuvieron que morir dos o tres mariposas en mis pequeñas manos."




Las mariquitas y las lagartijas 





las mariquitas, no pican y si las tratas con cuidado puedes jugar con ellas, pero luego acuérdate de dejarla en el mismo lugar que las encontraste, imaginaté si su madre la está buscando para la cena.
Las lagartijas también son buenas e inofensivas, no has de tenerles miedo, nunca,  nunca te atacarán.



      
Los saltamontes y las ranas:
         




     Aunque no pertenecen a la misma espécie los incluyo en la misma lección porqué los dos al saltar te provocan una sonrisa , puedes comprobarlo , siempre que ves lanzarse a un saltamontes o a una rana despues del susto inicial, llega la sonrisa, porque son animales con ojos simpaticos, y explica el motivo por el cual no me deja el programa, colocar estas fotografías al mismo nivel.
Algunos niños para divertirse
son capaces de quitarles alguna pata y reirse de ver cómo saltan torpemente, no hay que participar nunca en estas diversiones  incomprensibles, ni gozar con la desgracia ajena.




Las peleas
En las peleas con los primos  o los amigos siempre hay que ponerse de parte de los hermanos, y si inevitablemente se riñe,  hay que buscar  la intermediación de un adulto,  mi padre encontró la fórmula, que increiblemente funcionaba, nos enseñó la mejor forma de volver a la paz: -Se coge la mano de cada uno de los enemigos y se unen, mientras se dice:"ya sois amigos",  entonces todos los problemas quedan solucionados-.



Los padres y los abuelos






Mis padres son los mejores del mundo, cada niño debe de pensar así. De ellos he aprendido por encima de todo, la importancia del amor.
Mi abuela Antonia relata los cuentos mejor que nadie, ella y mi tía Pepeta conocen todas las historias y no necesitan leerlas, las tienen todas en la cabeza, además, saben detenerse y acampar en el relato dandole todo lujo de detalles . Es maravilloso  soñar despierta . Mi abuela aprieta los labios en un gesto que yo reconozco cada día frente al espejo y mira a mi tia Pepeta,  que la sigue y aporta la inocencia más pura, la que sólo un niño es capaz de reconocer. Disfrutamos hasta que llega el desenlace, siempre obligatoriamente feliz .
Mis otros abuelos a los que llamo Iaios se llaman Pepe y María , ellos no saben tantos cuentos,  pero ¡los quiero tanto!, cuando voy a verlos también me lo paso muy bien, me gusta ver cómo sus ojos se llenan de alegria al vernos y entiendes la importancia de tener tanta gente que te quiera.  Allí tengo a mis tios que son los mayores mas guapos del mundo y a mí querida tía Mari,  se escucha música  a todas horas y siempre juegan con nosotros. Siento que somos para ellos un regalo,  una familia verdaderamente divertida,  por eso mi madre es así de graciosa.




La playa:


...y la aurora tierna y fresca, bajo los rayos aún no despiertos del sol, me presentaba su rostro como para saludarme.



Ir a la playa es la aventura más increíble que le puede ocurrir a un niño, las sensaciones al llegar..., el agua que entra por los pies y va ascendiendo hasta la cabeza, ese momento especial cuando atraviesas otro universo,  que te recibe cada vez de una forma distinta, algunos días parece ofendido o disgustado y hasta lo escuchamos gruñir,  esos días debes de tratarlo con  prudencia,  y admirar su misteriosa belleza y dedicarte a recoger todos los tesoros que las olas han depositado en la arena: conchas, caracolas, restos extraños y brillantes que sin duda pertenecen a los paraisos submarinos o a alguna sirena. Otros en cambio,  se muestra sereno, en calma y hasta puedes escuchar tus propios latidos,  y después  saltar con las olas  en la orilla,  que te empujan,  juegan contigo, te vencen, intentas correr  pero siempre te alcanzan,  es obligado gritar de alegría, Si tienes la suerte de tener un padre como el mío, esos dias  puedes nadar hasta lo hondo,  el nunca se hunde y siempre está junto a tí,  aunque los pies de bailarina ya no te lleguen al fondo,  intentas aguantar, ( a pesar de que tu hermana mayor lleve el cisne que tu querías), tu pato no esta tan mal,  peor lo tienen tus hermanos pequeños que llevan un flotador sin cabeza.
Es conveniente salir cuando te dicen basta,  por qué sino los dedos se arrugan y no paras de temblar, y entonces los mayores te frotan fuerte para que vuelvas a entrar en calor y eso duele.
Recuerdo cómo después de escuchar a mi madre muchas veces repetir mi nombre y el de mis hermanos, regresabamos a la arena, donde nos esperaban  muchas manos con toallas abiertas, después a la sombra, envueltos en esas toallas, tiritando, mi madre nos repartía los bocadillos y sentados frente al océano envidiabamos  una  pequeña silueta que a lo lejos  vencía al miedo, levantaba los brazos y saludaba,...era mi padre en su elemento. 





Escondite:

Cuando juegues al escondite, es mejor que pares de hablar,  aunque sea  sólo por un momento, así no te encontrarán siempre a tí  la primera y a quien te acompaña. Entonces es el momento perfecto, mientras esperas a que los otros terminen el juego de sentarte  en la hierba y contemplar toda la belleza del mundo que nos rodea, y que siempre regala destellos de imprevistas intuiciones felices.


<<En otro tiempo, cuando la vida era sencilla, todos los elementos que componen el ser humano se armonizaban. Más tarde, las facultadesde la inteligencia se han separado de las facultades  espirituales y físicas. Pero yo creo que en un mundo del espíritu que no sólo no está separado o alejado de este mundo material sino que contiene su verdadea significación.>> Rabindranatb Tagore



Imágenes y texto:Eva Ferrer
Pie de fotos: Rabindranatb Tagore

5 comentarios:

  1. Que delicia saborear tantos detalles; me conectaron con mi propia historia de vida.

    Gracias, Eva, por tu generosidad para compartir estos pasadizos de la memoria, de tu familia y tuyos. Y ese aire dulce y amoroso que envuelve todo y que traspasa el texto para tocar el alma de quien te lee.

    Un gran abrazo,amiga.

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    1. Gracias Clarissa por tu apoyo constante y tus palabras que me infunden el valor necesario para publicar estos relatos. Te debo mucho, de tu mano crezco cada día y siempre entiendes mi corazón.
      Un abrazo querida amiga.

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  2. Que hermoso leerte.
    Las palabras brotan de tus sentires convirtiendose, impresas, en bello relato.
    Tu magia nos transporta al lugar y cada ser toma los colores que tan bien sabes darle.
    Gracias por compartir!!!!!

    Cariños

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    Respuestas
    1. Te doy la bienvenida a mi blog agradezco enormemente tus bonitas palabras.
      Te felicito por tus blogs, en ellos se aprecia mucha sabiduría y algo hermoso y muy dificil de encontrar: Alegría.
      Un abrazo.

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  3. Leyéndote uno recupera la memoria, no sólo de lo vivido sino de todo lo que está por vivir. Por eso creo que es sano leerte. Yo, además, como lo disfruto cual soplo de aire fresco, siempre espero más.


    P.D.: Quienes siempre supimos que eras buena aún no sabíamos lo buena que eras.

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