Es cierto que hay en nuestros ojos una fuente de luz, y que ella pone sin cesar sus rayos hacia fuera, ya sea para iluminar los objetos y hacérnoslos visibles, ya sea para traer las imágenes de estos mismo objetos nos envían . Estos trazos luminosos no son sino espíritus que están desligados de su naturaleza, entrando fácilmente en los ojos de uno, lo que ha salido de los ojos de otro; como son tan sutiles, penetran y se deslizan insensiblemente por las arterias y por las venas; y habiendo estado formadas en el corazón de quien las envía, van a parar al corazón de quien las recibe . Pero si estos humanos se encuentran conformes, este Círculo se cierra en un Amor recíproco que produce de golpe este Simpatía, y de ahí se conoce que ésta no solamente es la fuente es la fuente de donde deriva el Amor, sino el termino en que desemboca.
Morale Galante (1669) Le Boulanger
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