miércoles, 9 de octubre de 2013

El secreto de las flores





                                                                                                                                                        









"Durante siglos las flores han servido como puente de unión entre el mágico mundo de las hadas y el mundo de los mortales. En ellas se mezclan el colorido y el perfume tan atrayente para ambos mundos. Es tal la pasión que sienten las hadas por las flores, que no pueden evitar acercarse allí donde las ven.
De las flores conocen todos sus secretos y hablan su lenguaje, comunicándose con ellas en su propia lengua.
En algunas ocasiones pueden transmitir ese conocimiento a los humanos."






Jorge me llama para mostrarme como  avanza lentamente en la pantalla un diminuto avión. Como atraviesa un continente y algunas fronteras. Si presiona con suavidad el ratón sobre el pequeño avión amarillo, aparece un número y unas letras mientras cambia de color. Se trata del vuelo 218 de la compañía Air France que acaba de aterrizar en Mombai (India). Es verdaderamente curioso observar esta página de Flightradad, donde se puede seguir la trayectoria de cualquier avión en el mundo. Me sorprende la intensidad del tráfico aéreo, pero lo que verdaderamente me cuesta asimilar es que uno de sus pasajeros es mi hija, y que ahora forma parte de ese diminuto mundo virtual.
Una extraña punzada parecida al vacio tira de mi ombligo succionandolo hacia dentro. Estoy llegando a pensar que mi cordón umbilical está tensado por la distancia.
El dolor comenzó en ese último abrazo y ya no se detiene, incluso ha ido aumentando con el trayecto,  ya he soltado 9000Km y aún queda otro vuelo hasta su destino en Goa. No se si resestirá.
Subimos a contemplar la hermosa luna creciente que imagino se adelanta sobre esas tierras donde no me cuesta nada verla como pez en el agua, recogiendo su equipaje y buscando la nueva terminal en mitad de la noche. Seguro que camina rápida entre la gente, en un aeropuerto tan inmenso como ese.
Conozco como nadie su natural capacidad para desenvolverse por el mundo. Ante lo desconocido se crece y afronta con valor cualquier contratiempo,  como una verdadera aventurera.
Ahora que el abrazo de Arturo se acerca, será el aliciente final contra el cansancio.
También nuestras últimas horas han requerido de abundancia de coraje. Una montaña rusa de emociones, nuestras y de la familia. Abrazos intensos y muchas lágrimas en lo que ya presiento el final de un ciclo.
La fuerza de su padre, una vez más, mi salvación. A su lado me aferro al amor y ese equilibrio me impide caer, aún cuando el cordón sigue tensando.
Necesito alejar esta angustia y alimentar con urgencia un nuevo comienzo. Propongo una visita al centro comercial y pasamos una hora eligiendo nuevos bulbos de flores, substrato y macetas. Cuando pasamos por caja aprecio una mezcla de sorpresa-incógnita en la cara del amable dependiente. La lectura del reverso del paquete me obliga a descubrir unos ojos hinchados, que hasta ese momento había camuflado bajo mis gafas de sol.
Este primer día lejos de ella lo he dedicado ha sembrar bulbos mientras Jorge lee y algunos(muchos) momentos me sigue con la vista.
He llenado la terraza y el alfeizar de macetas con Narcisos, Tulipanes, Fressias y Anémonas. Algunas macetas las he decorado con nombres, fechas y frases.
He recordado un otoño hace años cuando en otra despedida, (esta sin fecha de retorno), compré unos bulbos de Tulipanes y pasé como hoy un día dedicado a la jardinería. Fue muy gratificante seguir cada paso y dedicar después tiempo a su cuidado. Sacarlas bajo la lluvia, protegerlas del viento, buscar en invierno los rincones más soleados. Después cuando asomaron los primeros brotes fue mucho más especial que traer a casa una nueva maceta con flores ya crecidas. Porque en este proceso yo había participado y tuve el privilegio de poder asistir al milagro de la vida además de lecciones muy valiosas. Entre ellas, entender que con las plantas cultivamos también nuestras esperanzas y sueños.
Por fin el sonido del Skype y la guapísima pareja juntos y felices. Una sonrisa inmensa, ilumina la pantalla. Muchos planes e historias por venir. Me habla del paisaje, la intensidad del verde, el caótico transito del tráfico, la ilusión de ese regalo inesperado que Arturo le había preparado y una vaca sagrada frente a su nuevo hogar. Esto promete.
Se detiene el dolor, vuelvo a ser yo. Jorge lo sabe por eso me mira y sonríe.
¡Qué belleza de flores crecieron en esta casa!

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