martes, 7 de enero de 2014

Subterranean homesick Blues

"You don’t need a weather man
To know which way the wind blows"
  Bob Dylan

 


The twin Chums sonaba a gloria, en blues a voramar.
 Aún me sorprendo al comprobar una vez más como las causas y el azar me persiguen. 
Esta música me transporta, las letras de Bob Dylan inauguran el año, en ellas reside una extraña añoranza y auténticas realidades escritas hace muchos años y que parece vigentes hoy más que nunca.
No imaginaba este modo de recuperarme de una última noche de Navidad, donde
 todos recibimos nuestro regalo y brindamos por la culminación de unas fiestas donde un año más hemos compartido muchas y intensas emociones: Alegrías, esperanzas, fraternidad, amor, ternura, y cómo no,  también juntos hemos superado el dolor de las ausencias.  
 Mis primeras Navidades lejos de mi hija,  que precisamente ayer en mitad de su inmensa fortaleza dejaba aflorar un atisbo de esa extraña añoranza, la misma que aflora y se mezcla con la brisa del mar.
Este mar que me recibió un año más con un horizonte inmenso,  dibujado para complacer mi vista con la intensidad de un  azul profundo y un sol propio de un día de primavera.
The twim Chum, un dúo de guitarras acústicas y la combinación perfecta de dos voces donde emergía lo mejor del jazz y el blues.
Sonaban a la perfección que sólo pueden resultar cuando se combinan con maestría dos ingredientes: Pasión y experiencia.
Lo que parecía dispuesto para servir de fondo nuestras conversaciones, y esa prometida última copa. Terminó por convertirse el verdadero encanto de la mañana y logro enmudecer y conquistar no sólo a los privilegiados que ocupábamos aquella terraza junto al mar, sino a cada uno de los transeúntes que se detenía a escuchar a través del cristal. Aquello sin duda era auténtica magia.  La complicidad frente a la belleza compartida se intensificaba hasta convertirse en íntima.
 El sol tampoco quiso perderse aquel lujo y  calentó nuestra piel en un día de invierno.
Un caballo blanco y su jinete atravesaron el horizonte, lo sentí cómo el año que comienza, irrumpe así en nuestra vida, limpio, nuevo y al galope. Compruebo desde la distancia como se resiste por momentos a las riendas, pero el jinete logra con suavidad controlarlo. Tomaré ejemplo.
 Hay momentos como este en los que nos identificamos tanto con un ambiente que perdemos la conciencia de individuo. Entonces comienzas a entender lo que Dylan quería decirnos. Continuaremos dejándonos llevar por la música, y hacia donde nos lleve el viento.

"You don’t need a weather man
To know which way the wind blows."




1 comentario:

  1. Es inevitable rendirse a la melancolía de vez en cuando, son tantos los km... y es tan fácil echaros de menos. Pero con tus posts retomo fortaleza ;) así que continuaremos dejándonos llevar por la música, y hacia donde nos lleve el viento.

    Te quiero

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