miércoles, 18 de abril de 2012

Flores

Soy madre, no se puede uno quitar esta lente que todo lo cambia, que todo lo amplia, que te hace más mujer o más persona si cabe, ¿más yo?
"Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor. Siempre había habido en el planeta del principito flores muy simples adornadas con una sola fila de pétalos que apenas ocupaban sitio y a nadie molestaban. Aparecían entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían. Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía. Podía ser una nueva especie de Baobab. Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a echar su flor. El principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía le convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde. Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos. No quería salir ya ajada como las amapolas; quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.
La flor, que había trabajado con tanta precisión, dijo bostezando:
-¡Ah, perdóname… apenas acabo de despertarme… estoy toda despeinada…!
El principito no pudo contener su admiración:
-¡Qué hermosa eres!
-¿Verdad? -respondió dulcemente la flor-. He nacido al mismo tiempo que el sol. El principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!
-Me parece que ya es hora de desayunar - añadió la flor -; si tuvieras la bondad de pensar un poco en mí...
Y el principito, muy confuso, habiendo ido a buscar una regadera la roció abundantemente con agua fresca.


"-Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran!"


                                                  Duo de las flores de Lakmé. Delibes


El principito, de Sâint-Supery.
Imagen:Tatiana Deriy 1973

2 comentarios:

  1. Nunca me cansaré de leer y releer El Principito. Y una maravilla el Flowers Duet también. Un placer pasar por aquí...

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    Respuestas
    1. Qué agradable volver a verte por aquí
      A mi me gusta leerlo especialmente en los momentos que dedico a mirar hacia atrás. Supongo que cuando una tiene cosas preciosas en su vida no puede por menos que tratar de conservarlas. Son parte nuestra y no sacarles el polvo de vez en cuando es como no cuidar nuestro propio patrimonio artístico.
      hace 20 ó 25 años, no lo leía de la misma manera que hoy, ahora siempre, me hace pensar, y es curioso, como cambia el resultado, cuando después de vivir lo que se ha vivido, cuando cambiamos el ángulo de visión, cuando variamos el punto desde dónde miramos, vemos las cosas de otra manera.
      Gracias por pasar y por tu comentario.

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