lunes, 23 de abril de 2012

Poesía y algo más

Premio Cervantes: Nicanor Parra,<< no hay mejor discurso que un puñado de versos>>
El nieto del poeta, Cristóbal Ugarte, ha recibido el galardón más importante de las letras hispanas de manos de Don Felipe

A estas horas, mientras su nombre y sus versos se invocan en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, Nicanor Parra, chileno de esa estirpe de chamanes de la poesía que fueron Huidobro, Neruda, Mistral, aún no se habrá desayunado con una buena taza de té.
Las olas del Pacífico rompen a unos metros de su casa, mientras el poeta sueña como un Quijote austral con Dulcineas de Valparaíso y molinos mapuches, con andanzas e industrias propias de la caballería trasatlántica.
No ha venido el poeta. Con un siglo a sus antipoéticas espaldas, cruzar el Charco se antoja ardua empresa. Y ha sido su nieto, Cristóbal Ugarte, quien ha recibido el galardón de manos de Don Felipe. Y él fue también el que nos trajo las palabras de Parra, en forma de poemas, porque no hubo discursos sino versos desparramados por este Paraninfo alcalaíno.
Y antes de partir, Parra le dijo a su nieto: «Pida usted prórroga de mínimo un año, del 23 de abril del año 2012 al 23 de abril de 2013 para así poder perigueñar un discurso medianamente plausible».
Los versos del poeta
Pero ahí estuvieron sus versos cálidos, humanísimos, trufados de sabiduría, humor, socarronería: «¿Esperaba este premio? / No / Los premios son /como las Dulcineas del Toboso / mientras ¬más pensamos en ellas / más lejanas/ más sordas / más enigmáticas».

Porque la risa, como recordó en su discurso José Ignacio Wert, Ministro de Educación, Cultura y Deporte, «es el antídoto de Parra contra la angustia». Este Don Nicanor de La Mancha como lo nombró el Ministro, este Nicanor que ha jugado a antipoeta cuando pocos como él han merecido ese nombre, como lo es ese apellido, Parra, frondosa enredadera de una familia de músicos y orfebres de la cultura chilena.
«En un lugar de la Mancha / (octosílabo) / de cuyo nombre no quiero acordarme / endecasílabo», canta y escribe Nicanor Parra, y en este lugar de La Mancha, el Príncipe Don Felipe recuerda la figura del genial chileno y también algunos de sus versos más hermosos: «Todo lo que nos une es poesía / solo la prosa puede separarnos».
El aliento de su familia
Y gracias a la vida, Don Felipe recordó a la inigualable Violeta, hermana de Nicanor, cantora universal a la que le arrancó el corazón un pájaro negro, mientras Nicanor escribía: «Yo no sé que decirte en esta hora...». Y recordó Su Alteza a Cristóbal , nieto del poeta, por su aplomo y serenidad en la difícil papeleta de recitar los versos universales de su abuelo.

Nicanor Parra no ha podido cruzar medio mundo para estar hoy aquí en Alcalá de Henares, pero desde el otro lado del planeta ha llegado el aliento de su poesía radicalmente humana, metida en los barros de la vida hasta la cintura, poesía a pie de calle, poesía de la tierra austral, de las fogatas mapuches, poesía del cobre, poesía que reside en la tierra, poesía de la que echar mano, acaso más que nunca, en estos sombríos tiempos que vivimos. Esperando que, como escribió el poeta, y ha leído su nieto esta mañana, «vuelva a palpitar el corazón del hombre imaginario
Texto: Manuel de la Fuente ABC

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