sábado, 23 de febrero de 2013

Las páginas del tiempo




Para cuándo, preguntaba ella, para cuándo.
Una vez por semana, Miguel Migliónico pasaba por allí.
La encontraba siempre en el zaguán, clavada a su sillón de
 mimbre, de cara a la calle, y doña Elvirita lo acosaba a preguntas
sobre el embarazo de su mujer:
- ¿Para cuándo?
Y Miguel repetía: para junio.
Blanca ropa, pelo blanco, siempre muy compuesta y peinada,
doña Elvirita irradiaba paz, señorío del tiempo, y
daba consejos:
-Tóquele la panza, que trae suerte.
-Que tome cerveza negra, o malta, para que dé buena leche.
-Hágale los gustos, todos los antojos, que si la mujer
se traga las ganas, sale la cría manchada.
Cada viernes, doña Elvirita esperaba la llegada de Miguel.
La piel, que le envolvía el cuerpo como un humo
rosado, traslucía el ramaje de las venitas alborotadas por la
curiosidad:
- Y la barriga, ¿la tiene en punta? Entonces, no falla:
será varón.
Soplaban fríos los vientos del sur, el otoño se estaba
yendo de las calles de Montevideo.
- Ya falta poco, ¿no?
Una tarde, Miguel pasó muy apurado:
-Dice el médico que es cuestión de horas. Hoy, o mañana.
Doña Elvirita abrió grandes los ojos:
- ¿Ya?
El viernes siguiente, el sillón de mimbre estaba vacío.
Doña Elvirita había muerto el 17 de junio de 1980, mientras
en casa de los Migliónico nacía un niño que se llamó
Martín.

 BOCAS DEL TIEMPO DE EDUARDO GALEANO. Ed. Siglo XXI

Acabo de recibir la triste noticia del fallecimiento de Juliet, alguien con el que hace años compartí un día inolvidable, ambos fuimos elegidos padrinos en el bautizo de querida sobrina Laura.
La vida sigue su curso y hoy se va un buen hombre.

Imagen:Ramón Casas (1866-1932)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...