viernes, 29 de marzo de 2013

Homenaje a José Miralles

Aunque hemos tenido que madrugar para la cita de hoy, todo compensa.
Una mañana sumergidos en el misterio de la devoción.
Asistimos puntuales al barrio del Cabanyal, dispuestos a participar por primera vez de esta tradicional  Procesión Marinera que se celebra desde 1943.
 Avanzamos en silencio por las calles,  sumergidos en un ambiente cargado de  emotividad. Soló se sienten las resonancias de los tambores. Ecos de antigüedad que acompañan los pasos de los cofrades  que avanzan en esta mañana distinta. 
El mar como fondo y destino de esta imagen que todos intentan cargar o tocar.
 Acudimos con la ilusión de acompañar a José que hoy afronta un nuevo encuentro con su memoria más emocional. Su padre participaba con gran devoción cada año de este acto. Somos muchos los que hemos descubierto ese vacío que queda cuando un padre  desaparece, y que sólo se puede llenar con su recuerdo.
 Nos unimos a esta multitud, que avanza en la mañana de este Viernes Santo donde el frío aire primaveral contiene fragancias que llegan del mar. 
Leo en su mirada la importancia de este gesto.
   Uno acaba aceptando con los años que el sufrimiento está presente en la vida de cada ser humano, como también los momentos de felicidad que estamos viviendo.  
  El trayecto es corto y muchos los dispuestos a servir de portadores voluntarios y cargar con esta pesada cruz que tantas veces llevó otro José Miralles, no hace tanto tiempo. 

Desaparece entre la multitud con su habitual audacia,  hoy adquiere un impulso casi incontrolado.  La necesidad de abrazar esa figura que tanto significado esconde. 
Jorge y Jaime le siguen con dificultad y entonces sucede lo increíble  e inesperado.
 En las lágrimas  y la emoción de mi hija entiendo que consiguió su objetivo,  y cuando ya parecía cumplida la misión,  otras manos ceden  El Cristo del Salvador a  Jorge que la sostiene incrédulo de su suerte por un momento.
 Imposible no emocionarse.
 Continuo camino del mar ahora con un nudo en la garganta y la seguridad de que aquí existe algo sagrado inexorable. 
 Hoy tengo la certeza de que alguien tenía para Jorge una labor más importante. 
Nos ha invitado a su territorio para ceder algo más que una cruz.
  
"Quería qué no acabe nunca el cariño, el amor incondicional, la palabra justa,  el buen consejo, el apoyo en los momentos duros,  y como los buenos padres,  hacerlo desde el ejemplo". 
 Sólo un padre como este, capaz de amar tanto,  elegiría de ayudante a alguien que representara tan bien el significado de la palabra bueno
                                                                                                                                         Eva













2 comentarios:

  1. Un escrito muy emotivo. Cada uno de nosotros tiene que cargar con su propia cruz y también a veces nos ayúdamos unos a otros con esta carga. La vida parece ser así pero también nos regala momentos de resurrección y alegría.
    Mis cariños y feliz Pascua.

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    Respuestas
    1. Gracias Rayén por tu visita y tu comentario. Aprovecho para decirte que me han encantado tus blogs, y los añado a mis visitas.
      Lo mismo te deseo y añado un abrazo.

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