martes, 22 de enero de 2013

La tormenta

Joseph Farquharson  1846 – 1935  

A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir cruzándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.
Haruki Murakami

2 comentarios:

  1. La tormenta mas terrible es la que no podemos evitar, ni escapar de ella, solo cruzarla y esperar que acabe.

    He leído poco de Murakami, solo Tokio blues, Kafka en la orilla. Un abrazo Eva

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    Respuestas
    1. Ultimamente estoy comenzando a entender su mundo y cada vez me gusta más leer sus "extraños" relatos.
      También en los momentos de desolación hay una cierta belleza, sólo se necesita sensibilidad y de ésto te sobra.
      Un abrazo Francisco

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