lunes, 7 de enero de 2013

Mis reyes


Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol.
Echart Tolle 




David Hettinguer


            En la mañana aún medio dormida enciendo una vela,  avanzo el paso de los reyes en el belén, los dejo a los piés del pesebre y acompaño a los camellos  a la fuente para beber.
 Una llamada de mi hija me habla de los reyes magos, -"han pasado por aquí", me dice, - y "os han dejado unos regalos, tenéis que  venir a comer". 
No se si será la falta de costumbre, tantos años intentando que conservaran la mágica ilusión que rodea ese día, empiezo a darme cuenta que había dejado de sentir la mía, pero, algo acababa de ocurrir, cómo si de pronto me poseyera una ilusión lejana, una especie de misterio que regresa y me sacude, entra cómo el humo en esta casa donde ya no vive ningún niño... ¿o quizá si? 

La llamada sinceramente me hizo sentir especial, una increíble coincidencia  que al salir de casa los reyes pasaron por mi lado, lucían inmensos, radiantes a pesar de la ardua tarea de la noche, con sus ricos y coloridos  ropajes, sus cabelleras largas y sus coronas brillantes. El rey Melchor se vuelve hacia mí y me saluda con la mirada y la mano, le respondo algo tímida, conmovida y vuelvo a hacerme una pregunta que viene del pasado ¿Serán estos los de verdad? creo que hoy si.

Es una mañana fria y soleada de invierno, Angela nos espera con la impaciencia que solo corresponde al amor,  llegamos dipuestos a disfrutar de este espectáculo infinito, es tierno, luminoso,  cargado de señales fáciles de apreciar. Me adelanto y  al salir del coche respiro profundo el aire que llega del mar, noto como entra en mis pulmones y allí  se mezcla con la dulzura de su inconfundible perfume. Con la emoción de pasar un día juntos, compruebo que estos momentos y aromas me comenzaban a faltar
Mi pequeña quiere compartir con nosotros la ilusión por este día.  Camina ligera, un paseo...casí en volandas entre los tres, que la apretamos fuerte.

 El sol atraviesa los cristales de esta terraza con tanto encanto,  y se posa en sus rostros, dando al ambiente un resplandor casi trasparente, si yo pudiera detener este momento, encapsular sólo uno de estos gestos, saborearlo lentamente como hago con este deliciosa comida que compartimos. Regreso de mis emociones y busco sus manos. Aunque me gusta la comida muy caliente, hoy ellas, mis hijas, son mi prioridad, sus manos, que durante tanto tiempo permanecieron casi pegadas a las mías, guiando sus pasos, hasta el día en que decidieron soltarse. Sus ojos lucen despiertos, brillantes, enamorados , ellas lo ignoran (o, posiblemente no), pero para mí no tienen secretos, son transparentes como el agua fresca que bebo. 
Llega la hora de abrir los regalos, pero yo ya llevo horas disfrutando de los míos.

Un  mar azul intenso y tranquilo en el horizonte, las ola, si las miro veo como se desvanecen con su espuma  tantos años de infancía y adolescencía ¿es posible que aún sea capaz de escuchar su risa infantil? compruebo con satisfacción que si, y que inevitablemente todo se abre camino, hace poco su vuelo ha comenzado y me alegra comprobar que,  me gusta lo que tengo ante mí.

 A pocos metros de la terraza donde comemos,   parejas con niños que lucen orgullosos sus regalos, será por eso que viene a mi memoria  un día de reyes lejano llegando a casa de mis padres con mis hijas, sus muñecas, y sus carritos,  los abuelos en el balcón viéndolas llegar con tanta ilusión,  y tantas noches de reyes inolvidables con sus primos. Vuelvo al presente y observo a la gente que pasea bajo este sol, junto al mar. Que bonita estampa este día de fiesta. 
Es verdad lo que decían  nuestros mayores: pasa demasiado rápida la vida ante nuestros ojos y no hay tiempo ni espacio que perder, dejo de añorar el pasado, Hoy recupero el dulce placer de recibir  con el impagable bálsamo del tiempo y de una mañana sin prisa.
Y compruebo que me gusta , me dejo sorprender y me encanta mi regalo. 
Eva Ferrer


2 comentarios:

  1. Hermosa entrada, muchas veces no nos damos cuenta de los regalos que recibimos. Un gran abrazo Eva, Amiga

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    Respuestas
    1. Deseo de corazón que todos en este día hayan recibido alguno de sus sueños.
      Un fuerte abrazo Francisco y gracias por tus palabras.

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