martes, 1 de enero de 2013

Toni

¡Feliz cumpleaños, querido hermano!


Así amanece el primer día del año, un día como los últimos,  frío y soleado, ideal para dar la bienvenida al año que comienza, el sueño robado a la noche de fin de año y luego... afortunadamente siempre llegan más luegos que me visitan: hoy, la música desde Viena en el desayuno y una sensación de frescura y de descubrimiento que acompaña esta época tan especial.
 La figura de mi hermano acude inevitablemnte hoy a mi pensamiento. Llega su cumpleaños, su día, donde es el protagonista. Quiero dedicarle unas líneas, aquí, recuperando el calor junto al fuego escribiendo estas palabras, desprovistas de neutralidad, me ata un indestructible vínculo fraternal. 
Una de las persona más imprescindibles y queribles de mi vida; que merece mis buenos deseos y mucho más, aunque sólo sea por la valentía que demuestra cada día.
 Se necesita mucho coraje para sobrevivir rodeado de mujeres, entre una madre, tres hermanas, una mujer, dos hijas y otra en camino. Cuarenta y cinco años después de su nacimiento (que conste mi reconocimiento), nos invita a participar de nuevo en una aventura que sin duda será fascinante. Seguro que todos los que le queremos (que somos muchos y ruidosos) tendremos la sensación de haber recuperado algo. Algo perdido y precioso que casi olvidamos con los años, un nuevo movimiento de vida y esperanza, y su piel será suave como las nubes... y olerá a talco perfumado y a colonia Nenuco. 
  A mí me sirve, para comprender que el milagro de la vida nunca cesa.  

Hemos caminado los mismos caminos, escuchado las mismas voces, compartido alegrías y curado mutuamente nuestras heridas. Siempre unidos en la esencia de las cosas,
con la libertad de sentir, con la certeza de querernos, sintiendo con satisfacción que cuando estamos juntos no existe más obligación que la de ser nosotros mismos. Y además de hermanos, somos viejos amigos.

"Amistad a lo largo"

Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros que se conocen
por encima de la voz o de la seña.

Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,

Flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.

Jaime Gil de Biedma 

2 comentarios:

  1. Aún recuerdo lo importante que me sentía cuando, de pequeño, me cogías del brazo cuando te acompañaba a comprar al mercado. El tiempo no ha hecho más que hacer crecer este orgullo que yo tengo.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...